Martha Gonz�lez Aguilera
Ayer el gobierno federal present� por fin, cuando ya estamos a punto de terminar con el confinamiento por la Jornada Nacional de Sana Distancia, una campa�a en contra de la violencia intrafamiliar y resulta que, en �sta, la agresora es una mujer.
Obviamente ayer todas las organizaciones de defensa de las mujeres y desde todos los frentes se le fueron encima a la �pieza� comunicacional presentada por el vocero de la presidencia, Jes�s Ram�rez.
Se dijo de todo. Por ejemplo, que la campa�a invita a un nuevo salto al pasado, al sacar del ba�l de los recuerdos el cl�sico �cuenta hasta diez� que se hiciera famosos en la d�cada de los noventa por una campa�a que, como ahora, invitaba a no perder la calma con los seres queridos.
Los errores de este deja vu son muchos y variados, el m�s grave es que deja solas a las mujeres que, ya de por s�, se sienten abandonadas en medio de una grave situaci�n de peligro.
Est� claro, con cifras, estad�sticas, datos e historias de tragedias terribles que la violencia contra las mujeres existe y es un mal end�mico de nuestro pa�s.
Es tambi�n un hecho: la violencia ocurre en casi todos los espacios p�blicos y privados, pero los hogares son un sitio donde es com�n: m�s del 70 por ciento de las agresiones ocurren en el c�rculo cercano de las v�ctimas, es decir, a manos de esposos, novios, amantes. padres, hermanos, t�os o vecinos. Sin mucho menos los casos en los que el agresor es un extra�o.
Es tambi�n cierto que la violencia intrafamiliar no afecta solo a las mujeres y que no son ellas las �nicas v�ctimas, sin embargo, de cada 10 casos, en nueve son las f�minas las afectadas.
Otro dato que tambi�n es verdadero es que la violencia contra las mujeres creci� con el aislamiento social por la pandemia y que era necesario generar mecanismos para aminorar el problema pero, sobre todo, para abrir una puerta a esas mujeres, donde pudieran encontrar apoyo, atenci�n y ayuda.
Nada de eso va a ocurrir con esta campa�a, una que normaliza la violencia, que la vuelve otra vez parte de la tradici�n familiar, que nos regresa de un golpe -literalmente- a la �poca de �aguantate, no pasa nada�.
Lo peor de todo es que ah� est� el reflejo de la visi�n presidencial, en la que la familia mexicana �no es as�, aunque la secretaria de Gobernaci�n, Olga S�nchez Cordero tenga otros datos, aunque Inmujeres conozca mejor el tema, aunque las estad�sticas muestren otra cosa. Una vez m�s, queda claro la ideolog�a de la cabeza, permea en la pir�mide.