Antonio Espinoza
Si algo emergi� de la crisis sanitaria provocada por la pandemia, fue la certeza del poder necesario del Estado, tan cuestionado por el capitalismo neoliberal. La vieja disyuntiva entre Estado y mercado (que siempre me ha parecido in�til, pues soy de los convencidos de que necesitamos m�s Estado y m�s mercado, cada cual en su �mbito de competencia), se resolvi� finalmente a favor del primero. Fue el Estado el que enfrent� la crisis, el que impuso las medidas restrictivas, el que implement� los protocolos sanitarios, el que vacun� a los ciudadanos y el que puso en marcha la recuperaci�n econ�mica. A dos a�os del inicio de la pandemia, creo que ya nadie puede negar (ni los neoliberales m�s antiestatistas) que hace falta aumentar el gasto p�blico y que el Estado debe tomar las riendas de la salud p�blica universal para proteger a los ciudadanos. Lo que presenciamos en 2021 fue el triunfo del Estado en su principal obligaci�n: la protecci�n de la vida de la gente.
Hablo, por supuesto, en t�rminos generales. Ya sabemos que la efectividad de los Estados y de los gobiernos para enfrentar la crisis sanitaria, no s�lo depend�a de sus recursos econ�micos y de la fortaleza de sus sistemas de salud, sino tambi�n de la responsabilidad y la sensatez de sus l�deres pol�ticos. As� como hubo gobiernos que enfrentaron la crisis sanitaria de una manera responsable y efectiva, hubo otros que lo hicieron de manera lamentable y que fueron cuestionados en todo el mundo. Jair Bolsonaro de Brasil, Boris Johnson de Reino Unido, Donald Trump de Estados Unidos y, tristemente, Andr�s Manuel L�pez Obrador de M�xico, fueron los mandatarios m�s se�alados por su indolencia y su irresponsabilidad para hacer frente a la crisis sanitaria. Los cuatro, por cierto, se enfermaron de Covid, pero eso no les hizo cambiar de actitud y volverse m�s responsables: todos mantuvieron su postura de no ser un ejemplo para sus gobernados.
Junto a la crisis sanitaria, en el a�o que reci�n concluy� se agrav� la crisis de los migrantes. Ya m�s o menos contenida la migraci�n de Medio Oriente y el Norte de �frica hacia Europa, gracias al muro turco, la migraci�n tiene su cap�tulo m�s tr�gico en este momento en la frontera norte y sur de M�xico. Con la llegada al poder del presidente Joe Biden el 20 de enero, se empez� a desmantelar la pol�tica de �Tolerancia cero� del gobierno de Trump. Todo inici� muy bien, cesaron las deportaciones arbitrarias y las redadas, adem�s de que se implementaron pol�ticas para reunir a las familias que hab�an sido separadas. Desafortunadamente, ante la ingenua pol�tica permisiva del gobierno mexicano y la acci�n criminal de las mafias de polleros, las caravanas de migrantes centroamericanos se fueron incrementando hasta rebasar tanto al gobierno mexicano como al norteamericano. Fue as� que a principios de diciembre, por acuerdo entre ambos gobiernos, se puso en marcha nuevamente el programa �Qu�date en M�xico� de Trump, que Biden intent� derogar, y que obliga a los migrantes a permanecer en territorio mexicano mientras esperan a que las autoridades norteamericanas resuelvan su solicitud de asilo. Ya con el programa en funciones, se dio la tragedia del 9 de diciembre en Chiapas, cuando en un accidente carretero murieron 56 migrantes y m�s de cien resultaron heridos. No sabemos ni cu�ndo ni c�mo terminar� la crisis migratoria.
Tampoco sabemos lo que nos depara el destino con el cambio clim�tico. En noviembre de 2021, se celebr� en Glasgow la COP26, en la que se reunieron representantes de 197 pa�ses para discutir y acordar acciones contra el cambio clim�tico�y salvar al planeta. Despu�s de dos semanas de deliberaciones, se decidi� mantener la vigencia del Acuerdo de Par�s (2015) y mantener la temperatura del planeta en 1,5 grados. Pero cuando todo indicaba que el Pacto Clim�tico de Glasgow ser�a el punto de inflexi�n para salvar al planeta, los cambios de �ltima hora pusieron en duda tan noble objetivo, pues bajo la presi�n de China e India, se acord� modificar el documento y en lugar de decir: �eliminar en forma gradual el uso del carb�n��, dice ahora: �reducci�n progresiva del uso del carb�n�� De esta manera, China e India dejaron muy claro que s�lo renunciar�n el uso del carb�n (el combustible f�sil m�s perjudicial para el planeta), cuando sus econom�as sean lo suficientemente fuertes y sostenibles que ya no lo necesiten.
M�xico
Como en todo el mundo, M�xico inici� 2021 azotado por la pandemia. Pero a diferencia de otros pa�ses con gobiernos m�s responsables, nuestro pa�s se mantuvo como uno de los m�s err�ticos en sus acciones para combatir la enfermedad. El hecho central es que en 2021 llegamos a la mitad del gobierno de Andr�s Manuel L�pez Obrador, el gobierno de la llamada 4T que prometi� un cambi� de r�gimen, crear un Estado de derecho, acabar con el neoliberalismo y la corrupci�n, separar el poder econ�mico del poder pol�tico, detener la violencia del narcotr�fico y redimir a los pobres. A tres a�os del inicio de la aventura populista, nada de esto se ha conseguido. Tenemos un gobierno con m�s pulsiones autoritarias que los gobiernos anteriores, concentrando el poder en la persona del presidente; el Estado de derecho sigue siendo m�s ficticio que real; el neoliberalismo est� vivito y coleando (la pol�tica econ�mica es abiertamente neoliberal); la corrupci�n se combate si el corrupto no es Manuel Bartlett u otro impresentable del gobierno; el poder econ�mico y el poder pol�tico siguen de la mano, con actores nuevos y viejos; la violencia del narcotr�fico no para (la pol�tica de �abrazos y no balazos� fracas� desde el principio) y los pobres aumentan sin cesar (INEGI y CONEVAL han reportado puntualmente el incremento de la pobreza). Suma y sigue: los asesinatos de periodistas y los feminicidios no se detienen�
No hay duda: 2021 fue el a�o de consolidaci�n del gobierno autocr�tico de AMLO. Lo m�s escandaloso es que la acumulaci�n del poder en la persona del presidente no ha tra�do como consecuencia un fortalecimiento del Estado. Estamos ante una gran paradoja: un presidente muy poderoso y un Estado d�bil (m�s que eso: un Estado fallido que no puede cumplir adecuadamente con sus funciones). Desde 2018, alrededor de este presidente tan poderoso gira toda nuestra vida: pensamos, hablamos, discutimos y nos peleamos, a partir de lo que dice y hace el presidente, a su favor o en su contra. Vivimos en un pa�s polarizado, dividido desde el poder por el presidente, entre buenos y malos, conservadores y progresistas. Todos los d�as, en sus conferencias ma�aneras y en sus giras por el pa�s, el presidente despotrica en contra de sus �adversarios�, los que cuestionan a su gobierno y a su persona. Convencido de que encarna una raz�n superior �la del pueblo �bueno� y �sabio�-, el predicador moralista condena el aspiracionismo, el consumismo, el ego�smo y el individualismo como cosas perversas, y nos pide amar a nuestro pr�jimo y ser buenos para ser felices. Tenemos un presidente con una visi�n manique�sta y premoderna del mundo.