Antonio Espinoza
Es una leyenda viviente del arte del performance. Se llama Marina Abramovic, tiene 74 a�os de edad, ha mostrado su obra en todo el mundo y ha recibido m�ltiples reconocimientos internacionales. El pr�ximo 22 de octubre recibir� el Premio Princesa de Asturias de las Artes. En M�xico la conocimos durante el IV Simposio Internacional sobre Teor�a de Arte Contempor�neo (SITAC), realizado en el Teatro de los Insurgentes en el mes de enero del a�o 2005. Marina convers� con RoseLee Goldberg, curadora, cr�tica de arte e historiadora especialista en performance. Los asistentes al evento tambi�n pudimos ver el video de una de las acciones m�s celebradas de Marina: The Onion (1996). Recuerdo muy bien que durante la transmisi�n del video, que dura diez minutos, un silencio absoluto se apoder� del recinto. En esta acci�n, Marina se come una cebolla cruda, lo que poco a poco la va afectando; sus ojos se llenan de l�grimas, le sale saliva de la boca y el bil� rojo brillante de sus labios se va desvaneciendo.
Nacida el 30 de noviembre de 1946 en Belgrado, Yugoslavia, Marina Abramovic es una de las artistas visuales m�s trascendentales y visionarias del sigo XX. Estudi� en la Academia de Bellas Artes de su ciudad natal entre 1965 y 1970. Posteriormente, realiz� estudios de posgrado en la Academia de Bellas Artes de Zagreb, Croacia. Su primer performance data de 1973. En 1976 abandon� Yugoslavia y se fue a radicar a Amsterdam, Holanda. Ah� conoci� a Uwe Laysiepen, un artista germano occidental que utilizaba el nombre art�stico de Ulay. Muy pronto se convirtieron en pareja y comenzaron a trabajar juntos. La relaci�n amorosa y profesional dur� doce a�os, en los cuales Marina y Ulay realizaron performances memorables como Death Self. En 1988, luego de a�os de tensa relaci�n, Marina y Ulay decidieron hacer un viaje espiritual que dar�a fin a su relaci�n. Ambos viajaron a China, caminaron por la Gran Muralla, comenzando cada quien por el extremo opuesto, con el fin de que al llegar al centro, pasaran de largo mostrando indiferencia. La artista afirma que concibi� esta acci�n en un sue�o, lo que consider� un fin apropiado para una relaci�n intensa, plena de energ�a y espiritualidad.
Con Vito Acconci, Joseph Beuys, Chris Burden, Valie Export, Bruce Nauman y Gina Pane, Marina Abramovic fue pionera en la pr�ctica del performance como una forma de arte visual. Desde los inicios de su carrera en su natal Yugoslavia, en los a�os setenta, el cuerpo se convirti� en el leitmotiv de su obra y su medio de expresi�n. Anclada en el body art y en el arte conceptual de aquella �poca, Marina Abramovic explora la relaci�n entre el artista y el p�blico, los l�mites del cuerpo y las posibilidades de la mente. Audaz y temeraria, la artista serbia explora en sus acciones los l�mites f�sicos y mentales de su persona, infligi�ndose a s� misma heridas y tomando drogas, soportando el agotamiento, el dolor y el peligro, en la b�squeda de una transformaci�n emocional y espiritual. Autora total, crea obras para ritualizar las actividades m�s simples de la vida cotidiana, como comer, dormir, pensar, so�ar, viajar; la idea es alcanzar un estado mental que gobierne arm�nicamente nuestro cuerpo.
Son numerosas las acciones realizadas por Marina Abramovic a lo largo de casi cincuenta a�os de carrera. Pienso primeramente en su c�lebre instalaci�n-performance-video denominada: Balkan Baroque, sobre la historia convulsa de su pa�s natal, que la hizo acreedora al Le�n de Oro al Mejor Artista en la Bienal de Venecia de 1997. Otra acci�n memorable de Marina fue Art must be Beautiful, Artist must be Beautiful (1975), en la que la autora cepilla violentamente su larga cabellera mientras recita el t�tulo de la obra. Su voz revela que est� sufriendo y su cara que se est� lastimando. Para ella, el performance sirve para desafiar y transgredir l�mites f�sicos y mentales. El objetivo del dolor autoinfringido es liberar al cuerpo y al esp�ritu de las restricciones impuestas por la sociedad y superar el miedo al dolor f�sico y a la muerte. Conocedora de las filosof�as orientales, la artista realiza aut�nticos rituales en donde el cuerpo es llevado a l�mites f�sicos extremos, con el fin de dar un �salto mental� hacia una dimensi�n en la que el dolor y el miedo ya no puedan afectar nuestro ser interior. Dos de sus acciones en esta l�nea son: Cleaning the Mirror I y Cleaning the Mirror II, ambas de 1995. En estas piezas, reflexiona sobre la vida y la muerte al manipular a un esqueleto, �el �ltimo espejo al que nos enfrentamos�.
El 14 de marzo de 2010 fue inaugurada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York una magna exposici�n retrospectiva de la obra de Marina Abramovic. The Artist is Present incluy� documentos, fotograf�as y videos de muchas de las acciones de la autora serbia. Como parte de la exposici�n se incluy� una presentaci�n perform�tica en la que Marina permanec�a sentada durante horas en una silla, inm�vil, frente a una mesa en el atrio del museo, donde los espectadores eran invitados por turno a sentarse enfrente de ella, para compartir su presencia. El primer d�a del performance, Ulay hizo una aparici�n sorpresiva. Como un espectador m�s, esper� su turno y se sent� enfrente de Marina. Hab�an pasado 22 a�os de su rompimiento. Se miraron y se tomaron de las manos. L�grimas brotaron de los ojos de ella: la escena fue conmovedora. Con motivo de la muestra se public� un cat�logo y se realiz� tambi�n un documental, dirigido por Matthew Akers, que ser�a premiado en el Festival de Cine de Berl�n en 2012.
La obra de Marina Abramovic ha trascendido su tiempo y ha influido en artistas de todo el mundo. Bien sabido es que la cantante neoyorquina Lady Gaga practica el M�todo Abramovic, una actividad semejante al yoga que sirve para potenciar la actividad f�sica y mental de quienes la practican. Y no son pocos los artistas del performance de aqu� y all� que han rendido culto a la artista serbia. En nuestro pa�s, Mar�a Eugenia Chellet, maestra del performance ritual, en su memorable exposici�n: Cuerpos habitados (Museo de la Ciudad de M�xico, 2015), incluy� en una obra las figuras de Marina y Ulay. Me refiero a la obra fotogr�fica: Night Sea Crossing, en la que la Chellet, elegante y sexy, aparece sentada en medio de una mesa rectangular, mientras que la c�lebre pareja performancera la mira: Marina desde un extremo y Ulay desde el otro, como figuras tutelares.