El pasado lunes 6 de marzo el partido Movimiento Ciudadano (MC) anunció que no postularía candidaturas en los procesos electorales de Coahuila y Estado de México. Decisión que ha causado polémica y especulaciones… ¿Cuál es la estrategia asumida? ¿Cuáles sus costos, riesgos y beneficios? ¿Dónde queda la ciudadanía qué se identifica con su propuesta política? La suspicacia se hace más grande si se piensa que -al menos para el caso del Estado de México- podrían representar el “fiel de la balanza”.
Lo cierto, es que, en ambos escenarios, el partido naranja no contaba con una posibilidad real de triunfo, como sí sucedió en otras contiendas electorales. Por ello, su decisión, aunque polémica resulta razonable. Movimiento Ciudadano parece comprender que la no postulación de candidaturas este año le permitirá reforzar su narrativa política sin exponer su marca, el beneficio es claro: terminan con más triunfos que derrotas y con la percepción de ser un partido más fuerte.
El costo por pagar lo endosan a sus simpatizantes; la ciudadanía que se identifica con su proyecto, marca o propuestas debe decidir -en el caso del Estado de México- entre ser opositores al gobierno federal, al gobierno estatal o abstenerse de votar. Si se analiza el discurso que se ha construido desde esta fuerza política la congruencia que ellos proponen obligaría a sus simpatizantes a “no votar”, aunque esto vaya en perjuicio de la democracia.
En el cálculo político de MC los sacrificados parecen ser su base de votantes; pretenden construir un discurso político, aunque éste implique negarles -en ambas entidades- la posibilidad de consolidarse como una fuerza política y ciudadana sólida. En el Estado de México la formula no es nueva, en 2017 utilizaron la misma estrategia: no desgastarse en las elecciones a la gubernatura para posicionarse con un mayor valor de cara a las elecciones federales del año siguiente.
Para mitigar el costo electoral proponen un imposible jurídico: que el dinero que recibirían en la campaña se transforme en algún proyecto social. Lo interesante es que ellos saben que de acuerdo con nuestro marco jurídico electoral vigente esto no necesariamente sucederá así, el dinero -casi 33 millones de pesos- será regresado por la autoridad electoral a la Tesorería del Estado de México y su destino es -al menos por ahora- incierto; la propuesta suena más como un buen deseo.
La política es un juego de aprendizaje y estrategia; Movimiento Ciudadano obtuvo triunfos importantes en 2021 y fuertes derrotas en 2022, si su narrativa pretende posicionarlos como un partido político ganador lo mejor -para ellos- será no exponerse a dos derrotas más en este 2023. Sus simpatizantes en Coahuila y el Estado de México pagarán el costo de dicha estrategia ¿podrían cobrarlo en 2024 dejando de apoyar al partido que les negó una opción un año antes? La apuesta naranja podría regresarles una costosa factura guinda o aliancista, al tiempo…
Por: Fernando Roberto Zúñiga Tapia
Twitter: @ZuFerTapia