Seg�n el diccionario de la Real Academia Espa�ola de la Lengua, cantar la palinodia, significa reconocer el yerro propio, ya sea en p�blico o en privado. Admitir errores o deficiencias no es tarea f�cil; es m�s c�modo ocultarlos e ignorarlos. La cr�tica es dif�cil de aceptar y la autocr�tica es poco frecuente. Para ello, se requiere humildad, �tica y conciencia social. Quienes tenemos la alta responsabilidad de administrar justicia, debemos reconocer que no hemos sabido transmitir a la sociedad, la imagen de confianza y legitimidad propia de un Juez. En las sentencia usamos lenguaje complejo y plagado de tecnicismos, dif�cil de entender para quienes acuden a los tribunales en demanda de justicia. No hemos sabido reconocer que no le hablamos a los juristas, sino a los ciudadanos que buscan soluci�n a sus problemas. Necesitan comprenderlos y asimilarlos, para poder asumir las consecuencias de sus actos a cabalidad. Las resoluciones son abultadas, salpimentadas con jurisprudencia en abundancia. Se usan construcciones gramaticales complejas. Hemos perdido la sencillez del buen Juez, a quien todo mundo entiende y por lo mismo respeta. La justicia se justifica cuando resuelve un conflicto de intereses. El juez debe dar a cada quien lo suyo, pero tambi�n quitar a cada quien lo que no le pertenece; es �el concepto cl�sico de justicia. Dictar una resoluci�n, implica un acto de igualaci�n en trato y resultados. Comienza cuando las partes en conflicto expresan: hechos y derecho, y desahogan pruebas. El juzgador pondera, balancea, aplica el principio de la proporcionalidad y sentencia.
Una descripci�n tan superficial y r�pida de lo que hacemos, logra, sin embargo, hacer notable que los contenidos de ese altercado, se hallan, por decisi�n de quienes litigan, a disposici�n exclusiva del juzgador, quien no s�lo tiene la obligaci�n de atender y resolver de acuerdo a la ley, sino tambi�n de convencer a la sociedad, resolviendo en justicia y con probidad. La informaci�n judicial es asunto de la competencia exclusiva del tribunal. Cuando se ventila anticipadamente, no hay todav�a, una verdad jur�dica, una �cosa juzgada�. En esos asuntos, se contienen vidas enteras, conflictos humanos, parcelas fundamentales de la vida p�blica, pero tambi�n, de la vida privada y de la �ntima de las personas. Eso, es material asegurado por un juez, en beneficio de todos, de los involucrados y del resto de la poblaci�n, que busca serenidad y confidencia de sus problemas personales, que eventualmente pudieran ventilarse ante los estrados de la justicia. En esto, se presenta un problema no siempre bien comprendido, pues pareciera que ri�e esa custodia de datos personales privados o �ntimos de las personas en litigio, con el principio de publicidad judicial y ahora con el de oralidad. Estos dos �ltimos principios tienen que ver con la conducta judicial, con lo que los jueces hacen y dicen, lo que siempre es p�blico y con la llamada inmediatez procesal, esto es, el �cara a cara� del juez y las partes. Si as� se comprende nuestra funci�n por la sociedad, estar�amos cumpliendo con nuestro deber. Lamentablemente, no lo percibe de esta manera. Es frecuente que los justiciables no se consideren satisfechos con las actuaciones judiciales y menos a�n con la duraci�n de los procedimientos. En esta funci�n social juegan un papel preponderante los medios de comunicaci�n.� Informar a la sociedad es una obligaci�n, pero tambi�n un derecho de las audiencias. Es frecuente que hagan juicios de valor a priori y sentencien con base en odios y percepciones, en ocasiones mal informadas. Cuando los asuntos se hallan �sub judice�, nada, ni nadie, debe perturbar el juicio del juez. La �cosa juzgada�, el asunto resuelto de manera definitiva, es informaci�n p�blica, que muestra el razonamiento y criterios judiciales. Difundir versiones p�blicas de las sentencias es congruente con las garant�as de seguridad y certidumbre jur�dicas, respeta los derechos humanos, de v�ctimas y justiciables.
Hagamos de las sentencias judiciales el veh�culo para que comunicadores sociales, especialistas en derecho y la sociedad en general, dialoguen sobre los grandes problemas de nuestra sociedad. Seamos claros, precisos y concisos.
Ricardo Alfredo Sodi Cuellar
Magistrado del Tribunal Superior de Justicia
Del Estado de M�xico
Felicidades Magistrado. Coincido con usted, hoy en dia es necesario fortalecer el vinculo entre el Poder Judicial y sociedad, a trav�s de resoluciones que contengan expresiones claras y congruentes. Las hay, en su mayoria, pues los jueces mexiquenses son grandes estudiosos del derecho; no obstante, siempre se puede hacer m�s.
El Poder Judicial tiene por antonomasia una gran responsabilidad, pues resuelve conflictos, marca derroteros, revela la raz�n y, en seguida, paz social para colaborar as� con uno de los deberes b�sicos del Estado.
Cantar la palinodia es buen comienzo, antes de iniciar el recorrido de un camino que se pretende allanar.
Le deseo mucho �xito.
Un abrazo.
Que importante es para la sociedad la impartici�n de justicia, pero para q esto sea posible se requiere n servidores p�blicos con su mentalidad Magistrado Sodi. Felicidades.
Siempre le ha distinguido la sencillez y la calidad humana. Sin duda, un gran jurista. Mi admiraci�n y reconocimiento. Mucho �xito !!!!!