Hace poco, acab� mi m�s reciente libro. Se llama Serendipia. Lo que significa algo m�gico, que de repente me encontr� en el camino. Esta es la �ltima carta que escrib� en el mismo. Se las regalo con gran afecto. S� que les gustar�.
�No importa esperar tanto tiempo. Me puedo quedar muy quieta, debajo de las estrellas. Siempre supe lo que quer�a, desde que tengo memoria. Sus ojos me persiguen. En el d�a y en la obscuridad.
Por eso voy a ver a la Pitonisa, para que me diga qu� y c�mo hacerle, para que su coraz�n vuelva a latir. �Ser� la maga, o estoy jugando a adivinar la historia de mi vida? Su coraz�n tendr� que ser recuperado. Est� tan duro, como el de vidrio, que dej� junto a su ventana. Ese de brillantes filos por todos lados, que es fuerte como el diamante m�s fuerte. Habr� que resucitarlo. �Podr�?
Camino y camino, y no encuentro la manera de llegar al Templo de Apolo. Me cuesta un trabajo indecible. D�as, horas� es interminable. S� que llegar�, porque est�n cerca miles de vides instaladas en el camino. Uvas rojas y blancas, y tambi�n nueces ca�das al paso de los Robles. Despu�s cambia todo: encuentro arbustos de maravillosos Laureles plantados en el camino. Viajo en el tiempo y llego. El lugar est� cerca y sigo en el camino�
El Templo de Apolo me espera. Veo a lo lejos, el valle del Pleistos, junto el Monte Parnaso. All� est� enfrente Delfos. Y el gran, el permanente letrero que seguir� vivo a lo largo de toda la eternidad.
Estoy tan cerca del cielo, que puedo hablar con los Dioses. Pido protecci�n y apoyo. Benevolencia y claridad. Ciencia y Sabidur�a. Y todos los dones del esp�ritu. S� que los voy a tener.
Encuentro paredes de estuco. M�rmol blanco. Columnas enormes de piedras muy pesadas. Entro con miedo. Raro en m�, pero en verdad que tengo miedo. Pero �qu� es exactamente lo que busco? Encuentro unas piedras con la inscripci�n: �Con�cete a ti mismo� �Por qu�? Muy sencillo: el secreto de la sabidur�a y la felicidad radica en el conocimiento propio, o tal vez habr�a que decir: en el reconocer todo lo que no somos, y tratar de batallar por serlo.
Entr�. Llegu� a la hoguera. Estaba inmensamente cansada. Encontr� a la maga. Pitonisa que tiene todas las respuestas, y yo solo quiero una sola: �El coraz�n puede volverse de carne y latir de nuevo? S�, dijo ella. S� puede. No era mi coraz�n. Era el tuyo. Me acerqu� a la hoguera, sin quemarme. Met� las manos. Revolv� a�os de conciencia n�tida, pura, llena del amor que siempre te he tenido.
Met� la inteligencia de todos mis recuerdos, y la gana de saber que todo acto de amor, es testimonio permanente. Met� experiencia y afecto. Y te saqu� de esa impenetrable hoguera. La Pitonisa por fin me dio un gran regalo. Al d�rmelo me advirti�: Quien quiera que fueses, t� que viniste a sondear a los arcanos de la naturaleza, si no hallas dentro de ti misma aquello que buscas, tampoco podr�s hallarlo fuera. Si tu ignoras las excelencias de tu propia casa, �c�mo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. Con�cete a ti mismo y conocer�s al Universo y a los Dioses.
Ha sido un ejercicio casi infrahumano de toda una vida, pero vali� la pena. Me fue entregado de regreso un coraz�n lleno de luz y de amor. Lo logr�. Lat�a. Lo puse junto al m�o.
Cuando llegu� a la casita, solo vi una luz brillante que se met�a por la ventana. Era el coraz�n de vidrio que hab�a rescatado. Qu� extra�o hallazgo. Encontr� un alma paralela, del otro lado del espejo. Gillian�
POR GILDA MONTA�O