La Ret�rica de Arist�teles est� conformada por tres libros, estructurados de la siguiente manera: el primero se ocupa de la estructura de la ret�rica, de la concepci�n de los argumentos y de las especies de ret�rica; el segundo libro se dirige al p�blico, no s�lo en cuanto que es capaz de razonar, sino tambi�n en cuanto que es sujeto de pasiones y tiene un determinado modo de ser; y el libro tercero estudia la forma m�s adecuada de los discursos con v�as a la persuasi�n.�
Una apreciaci�n general de La Ret�rica de Arist�teles nos la brinda James J. Murphy, en los siguientes p�rrafos:�
La mayor�a de los estudios realizados sobre la Ret�rica de Arist�teles se centran exclusivamente en este texto, ya sea porque examinan s�lo la Ret�rica o porque si citan otras obras de Arist�teles, lo hacen solamente para apoyar una interpretaci�n particular de la Ret�rica.��
Esto es desacertado por dos motivos. En primer lugar, el lector est� a merced de unas citas selectivas utilizadas �nicamente como pruebas de un argumento. En segundo lugar, y a�n m�s importante, el lector puede llevarse la impresi�n de que la Ret�rica es un texto aislado y que como tal es posible entenderlo completamente.�
Para Arist�teles, la ret�rica se basa en la observaci�n emp�rica de que algunos hombres no quieren, o no pueden, responder a la l�gica o a la dial�ctica. As� como la dial�ctica est� alejada de la l�gica formal debido a la necesidad de discutir, bas�ndonos en la opini�n, la ret�rica est� alejada de la dial�ctica debido a la necesidad de discutir ante “un oyente de poca val�a, que presta audiencia a lo que est� fuera del asunto”.��
Tambi�n afirma que los asuntos externos afectan a los resultados “a causa de los vicios del auditorio” y que “en lo que toca a algunas gentes, ni aun si dispusi�ramos de la ciencia m�s exacta, resultar�a f�cil… lograr persuadirlos”.��
Hay que tener en cuenta que, mientras que los �T�picos� trata del “razonamiento”, la Ret�rica habla de “convencer”. Lo que Arist�teles ve como intr�nseco a la situaci�n ret�rica, es la condici�n humana del orador y de su p�blico, y no los principios de la argumentaci�n; estos principios, ya establecidos por el Organon, s�lo se toman prestados o se modifican en la Ret�rica.�
La mayor�a de los ret�ricos ven en la Ret�rica simplemente un manual pr�ctico para el aspirante a orador. Yo pienso que tambi�n es posible verlo como el intento de Arist�teles a lo largo de su vida, de justificar un fen�meno observado en la naturaleza.��
Como extranjero en Atenas, Arist�teles no pod�a tomar parte activa en la vida p�blica, pero su agudo poder de observaci�n le permit�a claramente intentar analizar el comportamiento ling��stico de los que s� participaban. Su an�lisis eleva la discusi�n en tomo a la ret�rica a un nivel de abstracci�n sin precedentes.�
Finalmente, veamos la conclusi�n de Arantxa Capdevila G�mez en la p�gina 13 en su art�culo que es el segundo cap�tulo de su tesis doctoral, en el apartado sobre La Ret�rica de Arist�teles. La investigadora escribe:�
[�] hay que destacar la definici�n que ofrece Arist�teles de la ret�rica. Arist�teles afirma que la ret�rica es ��la facultad de considerar en cada caso lo que cabe para persuadir (…) sobre cualquier cosa dada, por as� decirlo, parece que es capaz de considerar los medios persuasivos, y por eso decimos que no tiene su artificio acerca de ning�n g�nero espec�fico�.��
Esto es, la ret�rica se centra en el estudio de los medios h�biles para conseguir la persuasi�n al margen de los contenidos que trata; Robrieux recoge esta idea y afirma que: �Con Arist�teles, esta ciencia de la persuasi�n ya no viene a sustituir a los valores, sino que deviene un modo de argumentar, con la ayuda de nociones comunes y de elementos de prueba racionales, a fin de hacer admitir ideas a un auditorio�.��
Esta definici�n es sustancial para entender el modo en que la ret�rica se recupera en el siglo XX y se puede decir que mantiene �ntegra su validez en la actualidad.�
POR GILDA MONTA�O�
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