Pobreza extrema en M�xico�
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Adem�s de las 53.3 millones de personas en pobreza, existen 33.6 millones en extrema fragilidad de caer en esa condici�n, sostiene el representante de Amnist�a Internacional, quien se�al� que la magnitud de la pobreza en M�xico “podr�a ser a�n m�s escalofriante” de lo que indican las cifras dadas a conocer el� por el Consejo Nacional de Evaluaci�n de la Pol�tica de desarrollo Social (CONEVAL), seg�n las cuales 53.3 millones de personas se encuentran viviendo en situaci�n de pobreza.���
“La pobreza es un grave problema de derechos humanos. Cuando hablamos de pobreza hablamos de falta de agua, de falta de acceso a servicios de salud y educaci�n, de ausencia de una vivienda digna, de hambre. Por eso la lucha contra la pobreza debe poner los derechos humanos en el centro y adoptar un enfoque de derechos que permita garantizar una vida digna a todas las personas en M�xico”, se�al� representante en M�xico de Amnist�a Internacional.���
El organismo de derechos humanos se�al� a trav�s de un comunicado que la mayor parte la poblaci�n en M�xico, al menos 86.9 millones de personas, sufren al menos una carencia social, lo cual significa que adem�s de las 53.3 millones de personas pobres, existen 33.6 millones en una situaci�n de extrema fragilidad ante el riesgo de caer en la pobreza. Ante tal escenario, AI consider� que la pobreza en M�xico se ha alimentado de la falta de voluntad de las autoridades, que al tiempo que se han comprometido a poner fin a la pobreza, se han quedado cortas al momento de implementar pol�ticas efectivas para combatirla.��
En este sentido, aunque consider� positivo que se asuman compromisos para combatir el hambre, por ejemplo, advirti� que no han establecido objetivos claros y medibles, plazos y acciones espec�ficas. Ante las escandalosas cifras de pobreza, AI hace un urgente llamado al presidente Andr�s Manuel L�pez Obrador, para que sin mayor dilaci�n se firmen instrumentos como el Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Econ�micos, Sociales y Culturales, y al Senado para que lo ratifique sin dilaci�n tras esa firma.��
Por otro lado Henio Mill�n, profesor investigador del Colegio Mexiquense, ha destacado, que los programas sociales deben de ir encaminados a bajar los �ndices de vulnerabilidad social en lugar de romper la brecha generacional de la pobreza.��
Detall� que para cambiar la tendencia que se ha venido dando en cuanto al crecimiento de pobres en el pa�s, y que por ende arrastra a la entidad, es necesario dar un giro a la aplicaci�n de los programas sociales, ya que su fracaso radica en que no se le ha puesto la debida atenci�n a las personas que son vulnerables a ser pobres, toda vez que actualmente las pol�ticas de combate a la pobreza por parte del gobierno federal se enfocan a la pobreza extrema.��
Dijo que el n�mero de personas en vulnerabilidad de caer en pobreza por una crisis econ�mica es mucho mayor, lo cual ha denotado que en las tres crisis que ha tenido el pa�s desde 1995 hasta el 2010 se haya incrementado la cantidad de personas que viven en p�simas condiciones. Habr� que ver las cifras hasta este 2022.��
Mill�n remarc� que la crisis de 1995 trajo consigo 15 millones de pobres m�s, pues en ese entonces el 82 por ciento de la poblaci�n estaba vulnerable, la de 2001 arroj� 5 cinco millones, pues s�lo el 31 por ciento estaba en dicha condici�n, y la de 2008 trajo 3 millones, porque la ca�da del PIB solo fue de un punto porcentual, donde claramente el factor determinante fue la vulnerabilidad de la poblaci�n, es decir aquella que no gana m�s de dos salarios m�nimos.�
Explic� que la vulnerabilidad es el riesgo que tiene la poblaci�n de incurrir en la pobreza cuando no lo era, debido a que experiment� un decremento de bienestar por sus ingresos, provocado por un evento social como una crisis econ�mica donde no tiene las facilidades o la capacidad de respuesta para salir adelante. Manifest� que dicha vulnerabilidad crece por la falta de oportunidades de empleo, ya que a pesar de que las personas se preparen acad�micamente no es posible encontrar un empleo y por ende no pueden aspirar a mejores condiciones de vida, concluy�.�
POR GILDA MONTA�O�