Paso de Cortes se encuentra en los l�mites donde convergen tres estados vecinos del volc�n Popocat�petl e Iztacc�huatl, que son Puebla, Morelos y el Estado de M�xico, estados que deben estar debidamente coordinados para casos de contingencia volc�nica.
Por las laderas de la Sierra Nevada existe una red de caminos y veredas que comunican a las tres entidades destac�ndose el camino de terracer�a y dif�cil acceso que lleva a San Nicol�s de los Ranchos Puebla, en tanto, hacia el Estado de M�xico el camino principal es el que va a Amecameca pasando por Tlamacas y San Pedro Nexapa que es el pueblo m�s cercano al Popo.
De igual modo hay veredas por zonas de espeso bosque hacia los municipios de Atlautla y Ecatzingo para llegar a las faldas de los volcanes pero solo pasan por ah� campesinos, pastores y le�adores quienes son los que m�s conocen la zona por lo que no corren riesgo de quedar extraviados.
Es de importancia tambi�n el camino que lleva a los manantiales de Ecatzingo un punto que se encuentra muy cercano al coloso y m�s adelante ya hay veredas que llevaban a poblados del estado de Morelos.
En toda la Sierra, no hay datos precisos que delimiten las fronteras entre los tres estados, no obstante en las partes m�s bajas las tierras ejidales son las que pueden marcar en un momento dado las fronteras pero estos puntos los conocen solo los propios ejidatarios.
Desde que el volc�n ha tenido intensa actividad, el acceso a la monta�a qued� restringido a los alpinistas, monta�istas y visitantes en general quienes solo pueden llegar hasta el punto conocido como Tlamacas que est� en las faldas del volc�n.
Emblem�tico lugar en la historia de la regi�n
Seg�n se plasma en la historia, �Paso de Cort�s� en la sierra Nevada es el punto por donde cruz� Hern�n Cort�s y sus huestes para llegar a la gran Tenochtitl�n en el a�o 1519 para conquistar la capital azteca.
Tambi�n se dice que Cort�s envi� una expedici�n para subir a los volcanes con la finalidad de obtener el azufre necesario en la fabricaci�n de la p�lvora para sus ca�ones y arcabuces.
Gregorio Manr�quez H