Martha González
Todo indica que a los diputados locales se les ha complicado más de lo que esperaban la revisión de la cuenta pública 2018.
Resulta que ayer se les terminaba el tiempo para la aprobación en el pleno, pero aún no tenían el dictamen en la Comisión.
Así las cosas, decidieron meter el punto para votación en el Pleno en la sesión, lo que significaba una aprobación “fast track”.
Sin embargo, no consiguieron consenso con el resto del Congreso y sacaron el punto del orden del día, pues haberse apresurado generó más conflicto en la negociación.
A la mera hora, la solución que encontraron fue suspender la sesión en el Congreso con la intención de terminar la negociación, el análisis y el dictamen, para luego reanudarla.
Es decir, aplicaron la misma del Congreso federal, de congelar el reloj legislativo, una maniobra que no es muy extraña, pero no por eso plausible.
Lo que indica es que los legisladores no fueron capaces de hacer su trabajo en el tiempo indicado por la ley, así que como no logran cumplir las reglas, las tuercen.
A saber si no les dio tiempo o de plano no entienden bien lo que tienen enfrente, el caso es que no consiguieron su cometido.
Claro, ellos dirán que no es contra la ley, que está permitido, es común y ya se ha hecho. Todo eso es verdad, pero, ¿no se supone que Morena tuvo un triunfo masivo porque los ciudadanos buscaban que las cosas sean diferentes?
Por lo pronto, los diputados prevén que más de 10 municipios reprobarán y que habrá observaciones graves a diversos organismos como la Universidad Autónoma del Estado de México, el Instituto de Salud del Estado de México y el ISSEMyM.
Ahora, con las reformas de este año, los diputados pueden calificar la Cuenta Pública, lo que se supone es un avance.
Lo que queda claro es que los morenistas ya se han topado con que no es lo mismo ver los toros desde la barrera.
Habrá que ver cuánto tiempo les toma reanudar la sesión y en qué condiciones. No deben olvidar que tienen todas las miradas encima, porque han generado grandes expectativas y no nos conformamos con menos de lo prometido después de tanto grito y sombrerazo en este tema.
Hoy, los diputados entienden bien aquello de que “que la historia se los demande”