Aumentar las penas no inhibe al delito
La construcci�n de una pol�tica criminal integral, ha sido un tema pendiente para la federaci�n y para la mayor�a de los estados. Debemos ocuparnos en construir un sistema que vincule a todas las instituciones de procuraci�n y administraci�n de justicia, con la prevenci�n y persecuci�n policial del delito y la administraci�n penitenciaria. Debe ser un esfuerzo nacional, con fuerte impulso local.� La construcci�n del modelo debe partir de las entidades federativas y fijar las pol�ticas p�blicas regionales que favorezcan la coordinaci�n con la federaci�n. Hasta ahora solamente se percibe que para combatir al delito, se recurre a la pr�ctica simplista de aumentar las penas para los delitos de mayor incidencia. En efecto, cuando aumentan los �ndices del robo con violencia, se incrementa su penalidad.� El resultado se manifiesta en la saturaci�n de los reclusorios. Delincuentes menores se mezclan por largos per�odos de tiempos con otros de mayor peligrosidad. Al recobrar su libertad, carecen de oportunidades y reinciden en la delincuencia.
Pero ahora, sabedores de que la condena que les espera ser� larga, incrementan la violencia al momento de delinquir. Los hechos delictuosos son cada vez m�s violentos. Las amenazas a los testigos se incrementan. Ahora son frecuentes las sentencias absolutorias, ya que los denunciantes, v�ctimas y ofendido prefieren no presentarse a juicio a sostener los se�alamientos contra sus victimarios. La reacci�n de la opini�n p�blica se encamina a considerar que el modelo de justicia penal acusatorio es ineficiente; no sirve a los ojos de quienes recientes los efectos de la delincuencia desbordada. El c�rculo vicioso resultante, se alimenta de una ciudadan�a esc�ptica y desconfiada, una delincuencia que sabe que la impunidad y la ineficacia policial le favorecen y con un modelo de justicia que pierde credibilidad y respeto. La conclusi�n es demoledora, sobre todo para quienes participamos activamente en la administraci�n y procuraci�n de justicia y lo hacemos con entrega y dedicaci�n. Los resultados est�n lejos de ser alentadores. Pero entonces, �cu�l es la soluci�n? Mi propuesta consiste en privilegiar la coordinaci�n institucional, con el apoyo de la tecnolog�a. El primer paso ser� revisar los c�digos penales y corregir sus deficiencias.
Tamizarlos con base en la jurisprudencia nacional e internacional, para modernizarlos. Los poderes legislativo y judicial deben trabajar arm�nicamente en ello. Los primeros cuentan con el apoyo popular que los sensibiliza y los segundos conocen la realidad delincuencial, que los ubica. Se ha dicho que los pol�ticos no fundamentan ni motivan y que los jueces no contextualizan. Por ello, unamos esfuerzo, trabajemos juntos por el bien de nuestro querido estado de M�xico.
Ricardo Alfredo Sodi Cuellar
Magistrado del Tribunal Superior de Justicia
Del Estado de M�xico