Desde que en el a�o 2000 el PRI perdi� la Presidencia de la Rep�blica, con Dulce Mar�a Sauri, como presidenta nacional del tricolor, se ha dicho en cada elecci�n que �es su peor derrota� y en cada ocasi�n se ha seguido perdiendo, despu�s de ser el partido hegem�nico, de los carros completos y de las mayor�as legislativas super calificadas, despu�s de ser la aplanadora, como lo dijera un pol�tico mexiquense, ya no tiene nada que perder.
El resultado para Alejandro Moreno C�rdenas, alias �Alito� y para otros �AMLITO� presidente nacional del PRI no podr�a ser peor, solamente gan� por s� solo 11 de las 300 diputaciones federales uninominales y los votos dispersos le dar�n tantas posiciones plurinominales hasta llegar a 73 curules de San L�zaro.
De las 15 gubernaturas en juego el pasado 6 de junio, el PRI de AMLITO perdi� todas, pero ni siquiera pudo conservar una de las que ten�a como gobierno estatal, pues sus candidatos fueron derrotados, aun con alianzas en Guerrero, Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Campeche, San Luis Potos�, Colima y Tlaxcala.
De las 11 diputaciones ganadas, cinco se encuentran en el estado de Coahuila, en donde sobrevive como gobierno estatal el PRI, con Miguel �ngel Riquelme, pero con el apoyo de la secretaria general Carolina Viggiano, quien es esposa del ex gobernador Rub�n Moreira que se encarg� de operar la elecci�n.
Pero el caso de Alito, es pat�tico, pues a pesar de que hace tres a�os dej� la gubernatura de Campeche para montarse en la dirigencia nacional del PRI; con el inter�s de convertirse en candidato presidencial para el 2024, la derrota no se hizo esperar y su candidato, que adem�s es su familiar no solamente no gan� la elecci�n, sino que qued� en tercer lugar.
El primer lugar se mantiene como un empate t�cnico con el segundo, entre Layda Sansores de Morena y Eliseo Fern�ndez, de Movimiento Ciudadano, mientras que Christian Castro Bello, se mantiene en la tercera posici�n, muy cerca, pero en tercer lugar.
Hay que recordar que en noviembre de 2018, Alito recibi� al PRI con 12 de las 32 gubernaturas; pero de esas 12, el domingo pasado perdi� ocho, adem�s de siete que estaban gobernadas por otras fuerzas pol�ticas, como las dos Baja Californias, Michoac�n y Chihuahua.
Por lo que hace a las presidencias municipales, el PRI antes de las elecciones pasadas ten�a el poder en 459 y hoy ha perdido 250 m�s de la mitad de las que ten�a, pero el golpe m�s fuerte no deja de ser en las curules de San L�zaro.
Durante los a�os del panismo, el PRI manten�a la fuerza pol�tica a nivel nacional y no dejaba de ser, en algunos momentos la primera fuerza electoral y en otros momentos baj� a la segunda, pues en el Congreso de la Uni�n se manten�a como segunda fuerza y gobernaba alrededor de 20 entidades.
Esa posici�n a nivel de gobiernos estatales municipales, congresos estatales y en el Congreso de la Uni�n, le permiti� al tricolor, con dos de los dinosaurios priistas m�s controvertidos, Manlio Fabio Beltrones desde el Senado de la Rep�blica y Emilio Gamboa Patr�n, primero en la C�mara de Diputados y despu�s en la CNOP mantener la presencia pol�tica, sin menospreciar la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional encabezada por Beatriz Paredes Rangel.
Un trio de verdaderos pol�ticos experimentados con los que nunca podr�a compararse AMLITO, quienes de las ruinas levantaron al partido, engrasaron la maquinaria electoral y a su estructura, lo que permiti� que, ya sin sus presencias, Enrique Pe�a Nieto lograra en 2012 un triunfo, no tan aplastante, pero si incuestionable.
Hoy Alejandro Moreno est� obligado a reflexionar su permanencia al frente del PRI, las fuerzas internas y los grupos de poder del tricolor tienen que analizar cu�l es el futuro del partido y tomar decisiones, de otra forma, la historia se repetir�, pero no habr� camino de regreso.
Si Moreno C�rdenas permanece al frente del PRI, har� lo mismo que hizo en 2006 Roberto Madrazo, tratar� por todos los medios de adue�arse de la candidatura presidencial de 2024, con toda la impopularidad que eso le acarrear� e indiscutiblemente har� un papel desastroso para el PRI, de que quiz�s nunca se pueda recuperar.
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Por Mart�n de J. Takagui