Después de un año cerrados debido a la pandemia por el COVID-19, este 2 de noviembre los panteones abrieron sus puertas y las familias arribaron a adornar las tumbas.
Las tumbas repletas de flores de color naranja, verde, rojo, rosa, blanco dan tonalidades multicolor, al mismo tiempo el aroma a copal y cempasúchil inundan los camposantos.
El frío no impidió que familiares y amigos montaran carpas, realizaran fogatas y cantaran canciones en memoria de sus fieles difuntos.
Las oraciones de las familias se escuchan en los panteones, la luz de las velas y las veladoras acompañan el camino de los fieles difuntos, unos acudieron a velar a sus familias, en Capultitlán en el panteón de la localidad algunos acompañados de música, café y pan, pasaron la noche después de un año, ya extrañaban esta tradición, relató la señora Mariana.
La mujer madre de familia recordó que ya extrañaba la actividad, desde que su papá falleció hace 10 años acude al panteón de Capultitlán a velar, adornar y rezar por el eterno descanso de su alma. Hace un año por la pandemia tuvo que suspender la visita.
“Tengo años viniendo a velar la tumba de mi papá, le traigo su vela, flores y aquí platicamos y pasamos un rato juntos”.
Laura Velásquez