Cifras de miedo
Martha Gonz�lez Aguilera
Se supone que a la hora de buscar un impacto en la sociedad, lo de hoy en la comunicaci�n es apelar a los sentimientos, por lo que las cifras, recomiendan los muy expertos, no deber�an ser la base, pues esas se dirigen al lado intelectual, son fr�as y los ciudadanos est�n ya cansados de tantos n�meros que no tienen un significado real en su vida diaria.
Sin embargo, cuando enfrentamos estad�sticas tan alarmantes como el aumento superior al 80 por ciento en un delito tan lacerante como la trata de personas en nuestra entidad, no podemos dejar de pensar en el impacto que eso tiene en tantas familias mexiquenses.
El dolor de una persona -en su mayor�a mujeres y muchas de ellas menores de edad- que se ausenta de manera involuntaria de su entorno cercano y termina en manos de sujetos que la esclavizan, casi siempre sexualmente, hasta dejarle hecha un despojo, tiene un impacto tremendo en muchas m�s personas que la v�ctima directa.
Y entonces, lo multiplicamos por el n�mero de v�ctimas, sus familias, conocidos y seres queridos, m�s la cifra negra de casos que no llegan a los expedientes oficiales y suele ser hasta del 90 por ciento. Nos topamos con una realidad terrible en la que los n�meros importan, porque cada uno representa una historia de dolor, impotencia e ignominia.
As� est�n o peor los feminicidios, los homicidios en un poco de menor escala y los secuestros, aunque todos en aumento, parece que irremediablemente.
Aqu�, no hay pandemia, Guardia Nacional o estrategia que nos ampare. La violencia y la delincuencia son la regla que se extienda por m�s y m�s regiones. Se multiplica y fortalece frente a corporaciones policiales mermadas, incapaces y francamente disminuidas.
Para colmo, lo peor est� por venir, porque si el pa�s entr� a la crisis sanitaria con una recesi�n a cuestas, el Estado de M�xico no estaba en mejores condiciones.
As� las cosas, para cuando despertemos y el monstruo del Coronavirus se haya ido, o al menos disminuido, estar� esperando afuera un panorama econ�mico-social desolador, que seguramente nos conducir� a m�s violencia y m�s delincuencia.
Ojal� que nuestras autoridades est�n, mientras tanto, preparando una buena estrategia para dar la batalla en todos los frentes, no en ofrecer justificaciones o maneras de minimizar las cifras.
Esperemos que tengan claro que cada n�mero tiene un trasfondo social y humano que hace eco en los ciudadanos. Ah� es donde no cabe acudir solo a la explicaci�n num�rica.