Pens�ndolo bien y con calma con toda la honestidad de que uno pueda ser capaz �Qu� tipo de polic�as queremos?
Seguramente le viene a usted a la mente, amigo lector, que queremos corporaciones fuertes, honestas, con elementos preparados, capacitados, limpios, profesionales. De esos que nos saquen del atolladero, a los que no de miedo acudir en una emergencia o que se nos acerquen en la oscuridad.
Quisi�ramos ver a nuestros polic�as sanos en cuerpo y alma, comprometidos, profesionales, convencidos de la labor que les toca y que es de primer�sima importancia.
La cosa es que esos profesionales, -que si los hay entre nuestras fuerzas policiales, cabe mencionar- cuestan y mucho.
Hay que entrenarlos, alimentarlos, armarlos, capacitarlos, equiparlos y protegerlos, pero bien, en serio. Como a cualquier profesional, es necesario pagarles adecuadamente.
A cambio, en el Estado de M�xico lo que tenemos son agentes de la polic�a que tienen que comprar sus propios equipos, gasolina, mantenimiento de patrullas y hasta las municiones, si quieren tener elementos para trabajar.
Tienen, adem�s, que pagarle toda suerte de �cuotas� a cualquier cantidad de �superiores� para tener una buena plaza o al menos la seguridad de trabajar con tranquilidad.
En nuestra entidad ni siquiera sabemos con claridad �no hasta el sexenio pasado, al menos- cuantos polic�as tenemos, en que corporaciones o agrupaciones ni mucho menos cuales son las tareas que desempe�an o sus responsabilidades.
Hay cientos de operativos en funciones administrativas y viceversa. Algunos est�n adscritos a zonas que jam�s han pisado y otros van a dar a regiones inh�spitas sin la menor preparaci�n.
Les pedimos a estas mujeres y hombres �de todas las corporaciones, estatales y municipales, igual que las federales- que pongan el pecho, arriesguen la vida y las de los suyos, sin apoyo institucional o social y, adem�s, a cambio de salarios paup�rrimos. Pretendemos que ellos solos afronten las enormes fallas de un sistema que no funciona adecuadamente hace d�cadas, mientras miramos hacia otro lado y nos hacemos los sorprendidos cuando ocurren las masacres, como la del fin de semana en Coatepec Harinas.
Peor a�n, hay adem�s quienes tienen la cara dura de se�alar que eso les ocurre porque son corruptos y se juntan con delincuentes.
As� pues, amigo lector pensemos en qu� tipo de polic�as queremos y cu�nto estamos dispuestos a invertir en ello. Mientras tanto, va nuestra solidaridad con las familias de los ca�dos.