Una de las repercusiones de la crisis epidemiol�gica es la multiplicaci�n de la ya de por s� muy extendida red de ambulantaje.
Hace a�os que las ventas irregulares en las calles son una opci�n de supervivencia para miles de familias, m�s all� de las grandes redes de organizaciones que dominan ese espectro.
Basta dar una vuelta por casi cualquier calle de cualquier colonia para toparse con puestos improvisados en sus propias casas o autos, que ofrecen cualquier cantidad de productos.
Hay de comida, dulces, bolsas, peluches, vaya, la lista es interminable y ah� se topa uno con gente ajena a las grandes mafias del ambulantaje.
Se trata de ciudadanos comunes que no tienen empleo, no les alcanza con el ingreso familiar o encontraron que conven�a m�s esta actividad que un trabajo mal pagado y sin prestaciones sociales.
Valdr�a la pena que revisaran qu� pasa con los otros empleados, los que no reciben el beneficio de la seguridad social y tambi�n trabajan.
Estas condiciones van a empeorar dr�sticamente al final de la emergencia sanitaria y ya ahora son graves, a pesar de que empieza la recuperaci�n.
Lo cierto es que se requerir� mucho m�s que solo retirar las restricciones para que todo vuelva a la normalidad.
Para que los empleos se recuperen, los salarios vuelvan al ciento por ciento y la econom�a retome la energ�a, hace falta tiempo, inversi�n, confianza, trabajo conjunto y mucho m�s.
Mientras tanto, es momento de buscar nuevas formas de lidiar con el comercio ambulante.