En el PRD la batalla est� m�s ruda ahora que en las campa�as. Ayer de plano acusaron de mis�gino y abusivo al l�der estatal Cristian Campuzano, quien al parecer aplica t�cnicas de disuasi�n poco ortodoxas para tratar de evitar la expulsi�n, que es ya inminente.
Lo cierto es que la situaci�n es por dem�s inc�moda y le quedar�a mucho m�s digno hacerse a un lado voluntariamente. As� podr�a salvar algo de su carrera.
De lo contrario. �A d�nde va un l�der partidista repudiado por su propia gente, expulsado por la fuerza?
Campuzano Mart�nez es un hombre sumamente joven que podr�a volver a empezar en su regi�n y luego regresar fortalecido.
De lo contrario, aferrarse a la posici�n que ahora ostenta, le cerrar� todas las posibilidades dentro y fuera del PRD.
Por lo dem�s, ese partido necesita urgentemente reactivarse y encontrar la forma de revivir, pr�cticamente desde las cenizas.
Eso se lo deben a s� mismos, pero tambi�n a los mexiquenses y a la historia de nuestra democracia, de la que son parte ineludible.
Para eso necesitan un liderazgo fuerte, vibrante, con empuje y ansias de comerse al mundo.
En ese escenario, lo mejor que puede aportar Cristian Campuzano es hacerse a un lado.
Esperamos resultados
Por cierto de reclamos y malos resultados, por todos lados surgen grupos de ciudadanos que exigen a las autoridades municipales la terminaci�n de una obra.
En su mayor�a se trata de promesas incumplidas que la gente no est� dispuesta a tolerar, no quieren que sus gobernantes terminen el trienio, se vayan a casa y dejen obras a medias, que luego nadie acaba.
Hay de todo tipo, desde pavimentaciones hasta puentes peatonales.
As� las cosas, m�s vale que las autoridades electas tomen nota. Los ciudadanos ya no tienen paciencia para esperar el paso de los a�os. Hay que cumplir y hacerlo bien, est�n a prueba constantemente y los estaremos observando.
Lo mismo va para los partidos pol�ticos, que deber�n estar pendientes del trabajo de sus correligionarios, porque literalmente, les va la vida en ellos.
Para empezar, que no pretendan llenar las administraciones municipales con una serie de personajes in�tiles con apellidos rimbombantes. Es hora de ponerse a trabajar en serio y dar resultados de verdad.