Por segundo a�o consecutivo, Andr�s Manuel L�pez Obrador, va a tener la ceremonia del Grito de Independencia sin p�blico, cosa que debe ser de lo m�s doloroso para �l, dado que disfruta tanto del aplauso de la multitud.
A la larga, tal vez el presidente deber�a estar agradecido de que la pandemia nos ponga en estas circunstancias, ya que su popularidad se va desilachando de a poco.
A lo mejor cuando volvamos de la pandemia, el presidente se encuentra con que no todo son v�tores y porras.
Lo cierto es que ya le ha tocado enfrentar los desplantes del pueblo bueno que de pronto le recuerda que no es el Mes�as y que nota sus fallas.
En el fondo, aunque parec�a que no fue tan importante, el avance de la oposici�n significa que, por una parte, ya no est� la gente tan convencida de quererlo y, por otra, que la oposici�n puede recoger esa cosecha.
Por eso el presidente arremete contra los �conservadores� con m�s furia, contra los �rganos electorales y contra cualquiera que se cruce en su camino.
Salida triste
En el Estado de M�xico, los que s� est�n de plano felices por el cierre de las actividades masivas son los alcaldes.
El hecho de que no puedan celebrar fiestas patrias con eventos grandes debe ser para ellos un alivio, con eso de que la mayor�a enfrentan una quiebra financiera que apenas les permite cumplir con lo m�s elemental.
Adem�s, es el pre�mbulo para evitar informes p�blicos, que los pondr�an en la posici�n de tener que enfrentar a los ciudadanos en este fin de administraciones que ha resultado bastante atropellado.
Entre los resultados electorales, que no fueron tan positivos para la mayor�a de los ediles, la falta de recursos -extra�amente este a�o no alcanzaron ni para salarios- que tiene a muchos municipios sin siquiera los servicios b�sicos, las lluvias, las inundaciones y las desgracias que con ellas trajeron, no est� el �nimo social para festejos y besamanos.