En el Estado de México seguimos en Semáforo Verde, a pesar de que los contagios se multiplican todos los días y las advertencias por parte de las autoridades acerca de la necesidad de mantenerse lejos del contagio, la hospitalización y las confirmaciones de gente que ha adquirido el virus aumentan. Aún así, el regreso definitivo a clases presenciales va a ocurrir en unas semanas más.
Los especialistas alertan que con el ómicron son los niños los más vulnerables y son además los que no han sido vacunados.
Sin embargo, parece haber un consenso general entre las autoridades educativas en torno a la necesidad del regreso a las aulas. Otros sectores, como buena parte de los padres de familia, apoyan esa idea.
Es real que la reactivación económica no tendrá el impulso que requiere hasta que no vuelvan los chicos a la escuela, lo sabemos. Además, los muchachos necesitan ya tener interacción, después de tanto encierro, es cuestión ya de salud mental.
Esos argumentos y otros más que nos han dado son ciertos, sin duda. El problema es que no tienen las autoridades la capacidad para asegurar que el retorno no será riesgoso.
Apenas están terminando de rehabilitar las escuelas tras los daños del temblor de 2017, así que imagine usted cuánto tiempo más habrá que esperar para terminar de arreglar los desperfectos actuales.
La otra gran preocupación es que la autoridad estatal no tiene tampoco recursos para dotar a las escuelas de gel, sanitizante, productos de limpieza, oxímetros o termómetros. Ya ni hablar de paneles, tapetes u otras opciones preventivas más seguras.
En este caso, la solución correrá a cargo de los padres de familia, que serán quienes tendrán que aportar dinero para comprar esos materiales.
Recién nos dijeron que en menos de una semana pasamos de un par de escuelas cerradas a 20, que ciertamente son pocas en relación con la dimensión del estado, pero lo grave es el acelerado ritmo de contagio.
En varios estados los gobiernos locales decidieron ya aplazar el regreso definitivo a clases presenciales, a pesar de la SEP y el gobierno federal, y eso que no tienen el tamaño de matrícula del Estado de México. Solo esperemos que en marzo no tengamos un problema grave en hospitales, donde ya se aflojaron las medidas extraordinarias para atender la pandemia.
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