Ayer, una vez m�s, a la polic�a estatal se le sali� de control una simple manifestaci�n y los elementos terminaron golpeando a reporteras y reporteros.
Es lamentable que, con todo lo que ha crecido el Estado de M�xico, en lo positivo y negativo, nuestra polic�a estatal no sea capaz de manejar una manifestaci�n de una veintena de personas y termine con semejante desm�n.
No se trataba de enormes turbas violentas, sino de un grupo de manifestantes que exigen algo muy simple: el derecho de hacer su vida.
En ese contexto, uno puede estar o no de acuerdo con ellos, para eso hay libertad de pensamiento y expresi�n en este pa�s.
De lo que nadie tiene derecho es de agredir a la prensa que, lo �nico que busca es cumplir con su trabajo, que es llevar informaci�n al p�blico para que tenga elementos para hacerse de una opini�n propia que le ayude a tomar decisiones.
La libertad de expresi�n es, en �ltimas cuentas, un bien p�blico y los periodistas la ejercemos de manera profesional, para coadyuvar a que el resto del conglomerado social est� informado.
As� las cosas, el gobierno del gran Estado de M�xico necesita estar a la altura de su gente y tener la capacidad para resolver los conflictos y problemas que esto implica.
Es evidente que la sanci�n a los responsables del abuso de ayer no puede postergarse demasiado, junto con la atenci�n integral y adecuada a los compa�eros que fueron agredidos por los polic�as.
Pero, adem�s, es urgente tomar medidas que prevengan que la violencia de los cuerpos policiales estatales contra la prensa siga escalando.
Las agresiones a la prensa se vuelven cotidianas porque pasan desapercibidas y as� encuentran el ambiente propicio para crecer. �Ya basta!
No es natural la violencia, no es normal que por ser periodistas estemos expuestos, no se trata de cosas que pasan y no debemos aceptarlo como parte de la labor que desempe�amos, que es fundamental para el desarrollo de una sociedad fuerte, libre y equitativa.