A Higinio Mart�nez le ha llovido sobre mojado y parece que este a�o no es el suyo, ni el anterior, por cierto.
Y es que resulta que desde presidencia ya le mandaron decir que no est� contemplado para ser candidato de Morena a la gubernatura mexiquense, le pidieron que deje pasar a la maestra Delfina G�mez y, adem�s, la apoye.
De nada le sirvi� la demostraci�n de fuerza del fin de semana, en un mitin al que no lo acompa�aron las grandes figuras y mucho menos los otros aspirantes.
Total, le salieron muy caros los errores de la selecci�n de candidatos de las elecciones pasadas, en las que Morena perdi� buena parte del Estado, incluida la capital y el Valle de M�xico.
Por cierto y como si no tuviera bastantes problemas ya, resulta que, aparte del candidato de su partido -el ex alcalde Juan Rodolfo S�nchez– a la alcald�a de Toluca en la pasada elecci�n, cometi� otro error importante de selecci�n en la planilla, la D�cimo Primera Regidora de Toluca, Leticia S�nchez �lvarez.
Ella, tan aguerrida y dispuesta para toda batalla, aunque no haya motivo, ni sustento ni mucho menos causa que defender, le va a traer m�s dolores de cabeza que buenos resultados al Senador.
Y es que resulta que Higinio Mart�nez se ali� con el esposo de la regidora, el l�der de taxistas irregulares en el Valle de Toluca, Vicente �lvarez, para diferentes causas, entre otras, una serie de negocios a trav�s de una comercializadora llamada Alvsan, que est� en Santa Cruz Atzcapotzaltongo, San Crist�bal Huichochitl�n y parece que dar� m�s penas que ganancias.
A trav�s de �sta han hecho varios negocios, de esos que no se muestran abiertamente. Y es que aunque se ostenta como humilde defensor de los despose�dos y l�der campesino, el amigo ha conseguido amasar una importante fortuna utilizando las necesidades de los trabajadores del campo para hacerse de recursos gubernamentales.
Ha logrado hacerse, por ejemplo, de un rancho nada despreciable en la comunidad El Hospital, en Villa Victoria.
As� las cosas, m�s vale que el Senador se fije bien con quien se al�a y a quien avala, porque no hay nada oculto bajo el sol.