Los d�as recientes en Morena han transitado el camino de la discordia, lo cual resulta grave si su destino final se supone que sea el consenso.
Y es que resulta que Higinio Mart�nez, a pesar de que ha insistido p�blicamente, fuerte y quedito, en que busca el consenso, lo cierto es que ha presionado mucho para que su partido lo nombre candidato.
Lleva ya varios a�os utilizando su curul como plataforma para impulsar su candidatura y ahora se le escapa de las manos.
Cre� una estructura paralela a su partido llamada Mexiquenses de Coraz�n, en la que ha metido buena parte de su energ�a y recursos.
Ha invertido tiempo, una fortuna y todo su capital pol�tico en la posibilidad de ser candidato a gobernador -ya lo fue antes con la camiseta del PRD y perdi�- y ahora que esta posibilidad se le escapa entre las manos, hace pataleta.
De lo que no se da cuenta es de la forma en que se exhibe a si y se lleva entre los pies a su partido.
Y es que, si de verdad tiene la capacidad de convocatoria que presume, por cierto en una plaza de la Ciudad de M�xico, no en una del Estado que pretende gobernar, �por que le preocupa el m�todo de la encuesta para elegir candidato de Morena a la entidad?
A lo mejor de lo que desconf�a es de la veracidad de una encuesta organizada por sus compa�eros de partido. Hay que recordar que �l mismo form� parte de los procesos de selecci�n de candidatos a presidentes municipales en el proceso intermedio. Algo sabe que insiste en que se trate de designaci�n directa.
En fin, que en Morena est�n por definirse las cosas y, hasta ahora, el resultado m�s probable es la ruptura.
M�s vale acompa�ados
Mientras, Enrique Vargas est� haciendo mucho ruido en pos de la candidatura de la coalici�n.
�l asegura que quiere mantener la alianza con el PRI y el PRD, pero tiene la fuerza necesaria para ganar la gubernatura sin ellos.
Lo cierto es que todo es posible, pero por si las dudas, ser�a mejor ir a lo seguro, con la alianza.
Lo cierto es que, por ahora, los n�meros indican que ser�a una competencia muy re�ida si van en dos grandes bandos, como pas� en la elecci�n intermedia. Quien sabe si valga la pena apostarle a otra f�rmula cuando ya los tiempos est�n encima.
En todo caso, Enrique Vargas tiene raz�n en algo: todo puede suceder.