Ayer los diputados avalaron en el Pleno legislativo la reforma al Poder Judicial, casi sin cambios de la propuesta original, presentada por el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Ricardo Sodi Cuellar.
Esta modificación completa la esperó el poder judicial durante 3 décadas y por fin tenemos un documento moderno y adecuado a la realidad que hoy vivimos en la entidad.
Prevé la creación, fusión, extinción y transformación de algunos órganos jurisdiccionales, favorece la implementación de políticas para la equidad de género, la incorporación del sistema de precedentes en la creación de criterios jurisprudenciales y la consolidación de los tribunales laborales.
Además, integra realidades como las nuevas tecnologías, regula la firma electrónica avanzada para juicios en línea, la facultad del presidente del TSJEM para desahogar opiniones consultivas en materia de Amnistía y lineamientos para la mediación privada.
Un punto interesante es que establece la creación de la Coordinación de Parentalidad, como un figura que servirá para resolver los conflictos familiares, establece nuevas bases para la consolidación de la carrera judicial.
También prevé la realización de una consulta con pueblos originarios sobre la creación de la Sala de Asuntos Indígenas, para trabajar en la administración de justicia incluyente.
Entre sus innovaciones más interesantes está la posibilidad de la tramitación de juicios en línea, facilita la resolución de controversias, la consulta electrónica de expedientes judiciales, la presentación de promociones y la notificación de acuerdos y resoluciones.
Además, la modernización de la estructura interna para fortalecer los procesos y el uso de tecnología.
Es decir, no se trata de una simulación, sino que Sodi Cuellar impulsó una verdadera modernización del Poder Judicial, desde una visión interesada por acercarse a la sociedad. Un excelente legado para el magistrado, que seguramente estaremos comentando por mucho tiempo, para poder entender sus alcances.