Mientas Morena se agrupa y se prepara para aprovechar su buena racha, ya trabajan en alianzas que aglutinen a los enemigos del PRI, incluidos los que pueda recoger de entre los desertores de la alianza PRI-PAN-PRD.
La intenci�n ha sido desde el inicio cobijar entre sus filas a todos aquellos que sean desechados por el tricolor, cosa que en algunos casos podr�a funcionar, pero necesitan ser selectivos, porque hay muchos que no aseguran nada y ya lo comprobaron en las elecciones intermedias del a�o pasado. Esa estrategia les ha tra�do m�s derrotas que otra cosa.
Ahora, hay muchos liderazgos que est�n en riesgo de perderse en Morena y a�n cuando entre las filas del tricolor no ser�a tan complicado encontrar la forma de recuperarlos, el caso es saber qu� tanto valen la pena, pues hoy es imprescindible comprobar capacidad de convocatoria, no solo prometerla.
La aspiraci�n parece ser sumarse a la oposici�n, que en su mayor�a no han hecho trabajo real y, por lo tanto, no conocen como funciona la pol�tica local ni tienen respeto por las formas, ya sin mencionar la falta de capacidad derivada de la nula experiencia. Adem�s, este tipo de sujetos suelen decidir por conveniencia, no por convicci�n.
Total, en estos t�rminos, hay muchos que se quieren vender con quien se deje, como la octava maravilla del mundo. Ahora falta ver qui�n es tan inocente como para comprarles un bot�n pol�tico imaginario, porque lo cierto es que en muchos casos, la estructura del pri�smo se queda intacta.
De todos modos, en el tricolor est�n decididos a contar con quienes verdaderamente aporten, que no solo prometan y comprometa. Hoy es tiempo de resultados que puedan ser tangibles.
Violencia, mujeres y pol�tica
M�s all� de los intereses y gustos pol�ticos de cada quien, es innegable que la violencia existe, que se ha instalado ya hace tiempo en la entidad y que las mujeres parecen ser m�s vulnerables ante este fen�meno.
Sin embargo, no deja de preocupar que la oposici�n insista en hacer de esta demanda social un bot�n pol�tico.
El problema es que, de no ser con el apoyo de un partido pol�tico, no hay forma de que las manifestaciones sociales lleguen realmente a encontrar eco en el gobierno, mucho menos a incidir en las pol�ticas p�blicas.
As� las cosas, estamos entrampados. Si la sociedad se cobija con el apoyo de los partidos para expresar una inquietud leg�tima, esta pierde credibilidad, se politiza y termina en un negociaci�n de alto nivel que no beneficia a los ciudadanos ni resuelve el problema.
Si, por el contrario, las expresiones sociales logran evadir a los pol�ticos y sus intereses, nunca llegan a donde es necesario y se pierden en simples gritos y pancartas que se olvidan pronto.
Mientras, pasan los a�os y la lista de v�ctimas crece a pesar de todas las medid, programas y recursos que contra �sta aplicamos.