Renuncias y encuestas
Martha Gonz�lez
La renuncia del secretario de Hacienda, Carlos Urz�a, plantea un panorama duro para el presidente Andr�s Manuel L�pez Obrador, especialmente por lo duro de sus palabras en la carta que hizo p�blica junto con la decisi�n de dejar el puesto.
Esta no es la primer renuncia que recibe el Ejecutivo Federal proveniente de funcionarios de primer nivel, de los que formaron parte del atractivo de L�pez Obrador cuando era candidato.
Adem�s, en los casos anteriores hubo algunas comunicaciones que indicaban, como en esta ocasi�n, que el trabajo en el gabinete presidencial no era lo que esperaban y que el gobierno federal tomaba decisiones que no eran las adecuadas.
Todo indica que el c�rculo cercano al presidente ha intervenido fuertemente en el trabajo del gabinete, especialmente en lo que hace al destino de recursos y la contrataci�n de personal, con lo que los titulares de las secretar�as auguran que las cosas no saldr�n bien, as� que algunos han decidido retirarse.
Lo verdaderamente grave es que luego el presidente avala de manera t�cita esas intromisiones.
No s�lo es �l quien da la cara, sino que asume el costo pol�tico de lo que venga cuando a la hora que nombra sustitutos descalifica los dichos de los que se van.
Hasta ahora, los niveles de popularidad le dan a�n a L�pez Obrador fuerza para que con su dicho sea suficiente para creerle, pero cuando la realidad demuestre que quienes se fueron ten�an raz�n la cosa puede cambiar.
El presidente tiene una excelente estrategia de comunicaci�n que le ha permitido permanecer con buenas calificaciones en las encuestas lo que, en una especie de c�rculo vicioso, alimenta su discurso.
El fallo que no han previsto �l y su gente es que ese voto proviene en esencia de la gente que ya le segu�a desde la candidatura, sus fieles seguidores, que son a los �nicos que les habla.
Sin embargo, en las encuestas es similar de poblaci�n que lo sigue y la que lo ignora.
Es decir, seg�n la encuesta de Enkoll de junio, por ejemplo, que fue la segunda casa encuestadora con m�s certeza en los resultados electorales de julio pasado, 36 por ciento se identifica con Morena y 34 por cieno no se identifica con alg�n partido.
Ese 34 por ciento vive en un M�xico muy diferente del que comparten los seguidores de AMLO.
Ellos ven un panorama muy negativo en todos los rubros (seguridad, econom�a, empleo, etc) y a ellos el presidente no se acerca de forma alguna en el discurso. Su ventaja est� en que la oposici�n tampoco los ve ni los oye, pero eso puede cambiar.