Las finanzas de lo municipios mexiquenses en general están complicados y van para peor.
Entre las deuda que heredan y los recursos que cada día son menos, los problemas crecen, se acumulan y se vuelven complejos.
Y es que el recorte presupuestal de las autoridades federales a los municipios es grave, lo que en muchos casos significa parálisis gubernamental.
Mientras asimilan las malas noticias, los funcionarios federales les dieron otra peor. La forma de cubrir los recursos faltantes debe ser fortalecer la recaudación, en especial el impuesto predial.
Históricamente los alcaldes eluden este asunto, por una razón muy sencilla. La capacidad de cobrar depende directamente de la posibilidad de ofrecer obras y servicios, en especial servicios públicos.
La cosa es que, a menos dinero en las arcas, menos obras y peores servicios públicos, lo que implica que los ciudadanos se nieguen a pagar impuestos municipales.
Pero el gobierno federal no escucha razones localistas y simplemente manda a los alcaldes a la guerra sin fusil, o lo que es lo mismo, a cobrar impuestos a los ciudadanos ya de por si con finanzas lastimadas por la falta de empleo, salarios paupérrimos y una pésima situación económica que golpea a los mexicanos luego de la pandemia.
Pero veamos las cifras. En el estado de México, recientemente se dio a conocer que poco más del 40 por ciento de los municipios tiene malos resultados con el cobro de impuestos. La mayoría de estas localidades son áreas rurales, empobrecidas, donde de por si el presupuesto es insuficiente.
Habrá que ver cómo les va con la propuesta del gobierno federal en materia de optimización presupuestal-cobro de impuestos, pero no hay buenos augurios.
En fin, que al menos hubo algunos que pudieron festejar, pues obtiene apoyo con programas federales, en especial en estos tiempos de campaña.
Mientras tanto, habrá que subsistir con lo que hay, hacer rendir el dinero y trabajar de forma creativa, pues cada municipio suma o resta para la guerra que está por venir.
Lo cierto es que urge mejorar los servicios básicos, que ahogan a los alcaldes entre gastos y quejas.
Portal Político
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