Muy creativo se sintió Luis Miranda Barrera, presidente del Partido Verde en Toluca con su mini campaña en redes sociales para reparar vialidades, cosa que, dicho sea de paso, sería ilegal.
El asunto es que le salió el tiro por la culata, porque lo tundieron con ganas. Aquello de que los mexicanos no tenemos memoria no aplicó en este caso y la gente se encargó de traer a cuento sus antecedentes familiares nada recomendables.
En estos tiempos, ser hijo de Luis Miranda Nava, la mano derecha y el ser oscuro tras Enrique Peña Nieto, no se borra con un chaleco verde.
Lo cierto es que el trabajo que hizo Pepe Couttolenc para revivir al Partido Verde en el Estado de México cuando se separó del PRI fue sorprendente. Parecía que no iba a durar ni la víspera, sin embargo ha conseguido un crecimiento muy impresionante. Por eso no se comprende cómo es que decidió dar refugio a gente con tan mala imagen.
José Luis Durán, por ejemplo, ex panista desgastado sin mucho que aportar, pero al menos con una larga historia detrás en la política.
Pero este chico, sin más mérito que su apellido con linaje priísta del más negativo, es claro que resta, más que sumar. La reacción de los internautas lo demuestra con claridad.
Le reclamaron los muchísimos millones de que disfruta gracias al legado nada presumible de su padre y el pasado político de la familia.
Le echaron en cara los lujos con los que se exhibe y hasta recordaron el incidente aquel en que terminó exhibido en un pleito de borrachos en un antro de Metepec y que fue nota nacional.
Resulta que, contra todo pronóstico, la gente no olvida su origen ni le perdona los excesos, qué sorpresa, ¿no?
Democracia rota
Las fuerzas políticas y los candidatos los que deben atraer a los ciudadanos, con propuestas, discursos, plataformas y, en suma, campañas, pero eso ocurre cada vez menos.
En las elecciones presidenciales pasadas participó el 67 por ciento de los votantes mexiquenses.
En las tres elecciones anteriores no se había logrado un nivel tan alto de participación y es algo que festejamos con entusiasmo, pues implicaba un avance contra el principal enemigo de la democracia: el abstencionismo.
Es este el principal problema que aqueja al sistema político mexicano, pues los ciudadanos se contentan con hacerse a un lado y los partidos toman decisiones sin considerar el interés general.
Veremos si esta vez las candidatas son capaces de romper el paradigma y hacer una campaña distinta.