Por las mujeres
Martha Gonz�lez
Han pasado ya varios d�as desde la manifestaci�n de mujeres en la CDMX para exigir a las autoridades acciones contundentes en contra de la violencia hacia las mujeres y la controversia por los destrozos ocurridos en la ciudad contin�a, igual que crece la estad�stica de agresi�n contra este sector.
La violencia en M�xico es un problema grave y la que ocurre en contra de las mujeres lo es m�s, porque el factor que la detona es �nicamente el hecho de que son mujeres.
Es decir, los agresores no son los varones en general, sino un sector muy espec�fico de hombres con alguna deficiencia mental que les vuelve violentos y sus v�ctimas son mujeres, es decir, la mitad de la poblaci�n.
As� las cosas, en nuestro pa�s, todos los d�as son asesinadas casi tres mujeres y violadas 49, si se toman en cuentas las cifras oficiales, que reflejan las denuncias. Todav�a hay que tomar en cuenta la cifra negra, la que permanece en la penumbra, ya sea porque las mujeres no denuncian o porque las autoridades no las aceptan pues desestiman los casos. Esa es enorme.
Esta no es una batalla de mujeres contra hombres, sino de una sociedad que tiene que defender a la mitad de la poblaci�n de los depredadores que las acechan.
Lo peor, estos hombres aprovechan todas las dudas, cuestionamientos y prejuicios de una sociedad machista para esconderse entre las penumbras de la falta de acci�n de las autoridades.
Ese es el motivo de las manifestaciones y es el meollo del asunto.
Todos tenemos derecho de disentir o estar de acuerdo con los m�todos, pero la causa deber�a unirnos, incluyendo a las autoridades.
Al final de cuentas, en todos los hogares hay mujeres, son madres, hijas, hermanas, novias, abuelas o t�as y todas ellas, no importa su apariencia f�sica, edad o condici�n social, pueden ser el objetivo de un desequilibrado mental que decide secuestrarlas, violarlas, torturarlas, asesinarlas y descuartizarlas. No importa c�mo se vistan, a que hora salgan a la calle, cu�ntos novios tengan o en qu� trabajen, todas pueden ser la siguiente v�ctima, de un vecino, amigo, esposo, novio, padre o un simple desconocido que simplemente la vio pasar sin saber nada de ella y decidi� tomarla.
En ese contexto, hay que pensar en que cada vez que desestimamos una denuncia �o una manifestaci�n- es como si aval�ramos las acciones de esos abusivos o de las autoridades que no hacen su trabajo.
As� las cosas, hagamos frente com�n por las mujeres, todos juntos, hombres, mujeres y autoridades, por la simple raz�n de que es lo correcto.