Mujeres con Bienestar
Ayer se publicaron en la Gaceta de gobierno los detalles del programa Mujeres con Bienestar, el programa social del Gobierno del Estado de México, que sustituirá al extinto Salario Rosa, consistirá en un apoyo monetario de 2 mil 500 pesos, que se entregará de manera bimestral, a mujeres mexiquense en situación de vulnerabilidad.
No queda claro en el texto de la Gaceta si el apoyo será entregado cada bimestre, como el sexenio pasado o serán solo dos pagos por beneficiario.
Como sea, se reiniciará el padrón, de forma que todo lo que ya existía, seguramente se irá al traste y volveremos a empezar.
Era de esperarse, dado que se trata a del programa estrella del ex gobernador Del Mazo, probablemente lo único en lo que estaba bien evaluado.
Lo interesante es que la gobernadora cumplió con la palabra empeñada en campaña de no desaparecerlo. Ahora veremos si lo mejora, cómo comprometió y en qué forma puede mejorarse.
Avanzar
La lucha por el avance de las mujeres en diferentes ámbitos de la vida pública se ha centrado por demasiado tiempo en obtener espacios de forma equitativa y ya hemos llegado al punto en el que por ley esa aspiración es una realidad.
Ahora, valdría la pena poner más atención a la sustancia y hacer que cada espacio que hemos ganado valga la pena.
Por ejemplo, la anterior Legislatura fue la de la paridad de género, pero ese fue solo un título rimbombante, sin contenido verdadero. Poco avance real hubo para la causa femenina y en muchos de los asuntos que se quedaron en el tintero, el problema fue que la voz de las mujeres sigue sin tener el mismo peso que la de los hombres, aún cuando sean diputadas, senadoras, gobernadoras, secretarías de estado o cualquier otra figura de poder político.
A pesar de haber demostrado ya bastante que somos capaces, el espacio de la toma de decisiones es aún exclusivo -o casi- para los hombres y la política es uno de los ejemplos más significativos.
La junta de Coordinación Política, por ejemplo, con una sola mujer como integrante, no refleja la realidad del congreso, donde casi hay paridad en la integración.
Ya es momento de que pensemos en que no basta con tener la misma cantidad de asientos para mujeres y hombres. Hay que avanzar al siguiente nivel, en el que dejemos atrás a las “juanitas” que sirven para cubrir los espacios que obliga la ley.
Las diputadas actuales tienen el enorme compromiso de hacer que la voz de todas resuene de forma que no pueden ignorarnos más.
Martha González Aguilera