Una de las primeras preguntas de quienes nos aproximamos al Derecho (de cualquier forma) radica en cuestionarnos �cu�l es su relaci�n con la realidad? M�s all� de nuestras ideas, concepciones o convicciones es innegable que �Derecho� y �Realidad� parecen correr a velocidades -al menos- diferentes. La norma, esa que pretende regular la realidad, siempre responde a situaciones que la propia cotidianidad le ha impuesto; lo parad�jico es que cuando �sta parece alcanzar al caso concreto, �ste ya ha encontrado c�mo escaparse de nuevo.
Si lo pensamos detenidamente, existen ejemplos de normas que no s�lo se han apartado de la regulaci�n del fin social para el cual fueron pensadas, sino que incluso sirven para una cuesti�n opuesta. En esta ocasi�n tomaremos un ejemplo del Derecho Electoral que se inspira en el proceso electoral que pr�ximamente (2023) viviremos en nuestro Estado.
Desde la regulaci�n constitucional, el Derecho Electoral ha buscado garantizar la equidad en las contiendas electorales para ello ha desarrollado un amplio contenido normativo que regula los actos anticipados de campa�a; por si esto fuera poco, los tribunales se han encargado de engrosar -a�n m�s- el contenido normativo que los regula. El fin en todos los casos: proteger la equidad electoral y la igualdad de condiciones para que todas las personas que contiendan por un cargo p�blico tengan un �piso parejo�.
Sin embargo, la respuesta de la realidad es contundente: cada proceso electoral (sea federal o local) se ve plagado de actos que se anticipan a los tiempos electorales; todas las y los actores pol�ticos buscan c�mo brincar las prohibiciones y m�s que sacar ventaja, no quieren quedarse atr�s. La regulaci�n es tan compleja y se ha vuelto tan detallada que no s�lo no sirve para evitar que los actos anticipados sucedan, tampoco sirve para castigarlos. En resumen: tenemos un sistema normativo muy complejo e ineficaz.
La soluci�n frente a estos problemas suele tener varias aristas: en lo inmediato, todo el sistema normativo debe no s�lo repensarse, sino rehacerse; m�s all� de tantas y tan complejas prohibiciones deber�a fomentarse un debate abierto de ideas en beneficio de la ciudadan�a, uno que considere los tiempos que marca la realidad; dar cauce a las aspiraciones pol�ticas sin dejar que se desborden.
En lo mediato, comprender que la realidad se encargar� de demostrar que la norma ha sido rebasada y que esto implica la necesidad de normas que conf�en, mucho m�s, en sus operadores. El voto de confianza en una instituci�n (administrativa o jurisdiccional) implica entregar m�rgenes de libertad para que sus actuaciones regulen los casos concretos que se les presentan. En la lejan�a (10 o 15 a�os, si comenzamos de inmediato), se tendr�a que fortalecer a las instituciones encargadas de cumplir las normas para que �stas, con su actuaci�n cotidiana, les den sentido social.
Si queremos que las normas regulen realidades de formas significativas necesitamos pensar m�s all� del texto; la realidad tiende a rebasar al Derecho y m�s all� de querer evitarlo, ser�a bueno asumir que entre m�s complejas y prohibitivas sean las normas, menos consiguen sus fines. Se trata de entender las realidades y lo cambiante de �stas para regularles con un sentido social, de hacer correr al Derecho en una velocidad que le permita -al menos- no perder de vista la realidad.
Por: Fernando Roberto Z��iga Tapia
Twitter: @ZuFerTapia