Laura Velásquez
Las personas que se quitan la vida lo hacen porque ven el suicidio como la única solución a sus problemas, sienten incapacidad para sobrellevar los problemas y no encuentran alternativas para superar la situación. Este problema creció con la crisis del COVID-19, que además de retos sanitarios, económicos y sociales, también golpeó con fuerza la salud mental de las personas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los suicidios en México alcanzaron en 2020 cifras altas. Fueron 7 mil 869 casos, el mayor registro en una década y un aumento de 9 por ciento respecto al 2019. A esto, la pandemia ha incrementado significativamente las problemáticas de salud mental, de ahí, la necesidad de abordar este problema desde una perspectiva integral.
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2000), indica que si bien, el suicidio no es necesariamente la manifestación de una enfermedad, los trastornos mentales sí son un factor muy importante asociado con este.
Los estudios realizados por la OMS para países tanto en vía de desarrollo como desarrollados revelan una prevalencia total de 80 a 100 por ciento de trastornos mentales en casos de suicidio consumado. Y se estima que el riesgo de suicidio en personas con trastornos como la depresión es de seis a 15 por ciento; alcoholismo, siete a 15 por ciento y con esquizofrenia, cuatro a 10 por ciento.
Pero también se señala que una proporción importante de las personas que cometen suicidio, mueren sin haber consultado a un profesional en salud mental. Por lo tanto, se esperaría que la asociación entre trastorno mental y suicidio sea mucho mayor a lo que señalan estos datos.
Caso de Rosendo
En mayo del 2022 se cumplirán dos años del suicidio de Rosendo, estudiaba la licenciatura en Docencia, era un joven que no rebasaba los 23 años y aparentemente no presentaba depresión, mucho menos pensamientos suicidas, o al menos, eso recuerda su hermano mayor, Ricardo.
Ricardo relató que el suicidio de su hermano menor fue un parteaguas en la familia, su mamá falleció 2 años antes y Rosendo vivía con ella, eran muy unidos, de ahí en adelante vivió solo, no quiso dejar su hogar e incluso, aunque estaban pendientes de él, solo lo veían a veces, la manutención y el pago de la escuela no había problema ya que recibía la pensión de su papá y así seguiría hasta que terminara la licenciatura, nunca pensaron que un día amanecería sin vida, suspendido del techo de su recámara.
“Fue un hecho terrible, no lo hemos podido superar, al principio nos culpábamos por no habernos dado cuenta, lo veíamos aparentemente bien, pero en su interior se sentía solo, casi no tenía amigos y en la escuela iba bien, no prestamos suficiente atención. Algo estaba mal en sus pensamientos y decidió ponerle fin a su vida”, relató con voz entrecortada.
Efectos mentales
María Elizabeth de los Ríos Uriarte, profesora e investigadora de la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac, precisó que conforme avanzan los meses, los expertos en salud metal preveían los efectos mentales que provocaría el aislamiento y la pandemia, la inestabilidad económica y las dificultases mentales que dejarán huella en la población, entre estos, la depresión no es un problema superficial, de ahí que es importante generar conciencia social para detectar y prevenir que estos casos desemboquen en terminar con la vida.
Esto también está sustentado por la academia, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como resultado de las líneas de atención psicológica y psiquiátrica que impulsaron durante la pandemia, se notó el incremento de los problemas de salud mental, encontró un importante vínculo entre la incidencia de problemáticas económicas, de violencia y los problemas de salud mental.
Estados con mayor incidencia
En esta línea, halló que a nivel estatal los estados que presentaron mayor incidencia de suicidio en el 2020 fueron el Estado de México, Jalisco y Chihuahua, entre éstos se concentraron cerca del 26 por ciento del total de casos.
De acuerdo con los datos encontrados, el Estado de México registró 832 casos de suicidio en 2020, mientras que en Jalisco 655 casos y en Chihuahua, 541. Las entidades con los menores registros fueron Guerrero y Colima (con 50 casos cada una) y Tlaxcala (con 52).
En comparación con el año anterior, en el Estado de México se registró durante 2020 un incremento de 16 por ciento, ya que durante 2019 ocurrieron 715 suicidios por esta causa, según las estadísticas del propio Inegi, mientras que en 2018 fueron 585.
Aunque el Estado de México se reporta como la entidad que registró, en números absolutos, la mayor cifra de defunciones por esta causa, su tasa de mortalidad es de 4.9 por cada 100 mil habitantes, ubicándose por debajo de la tasa nacional. Naucalpan, Tlalnepantla, Chimalhuacán, Nezahualcóyotl, Ecatepec, Toluca y Texcoco, los municipios con la mayor incidencia.

Principales formas
En cuanto a las principales formas en las que ocurrió el suicidio, el Inegi indica que a nivel nacional destacan las atribuidas a las lesiones por ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación con 6 mil 663 casos, lo que representa 84.4 de las muertes por suicidio ocurridas en todo el país; le sigue el uso de armas de fuego con 531 casos. En todo el país, los grupos de edad de 15 a 24 y de 25 a 34 años son los que concentran la mayor proporción de suicidios con 25.6 y 25.9 por ciento.
Para la experta, De los Ríos Uriarte, el suicidio no es un acto irracional o instantáneo, generalmente conlleva un plan previo donde la persona valoró las opciones frente a su desesperación, por lo que las llamadas de auxilio o los signos de ideación suicida o bien de intento suicida deben ser prontamente atendidos y no ignorados, pues en ellos se encuentra la posibilidad de actuar con eficacia en la prevención del suicidio. También, señaló que los estigmas sociales o prejuicios solo aumentan las posibilidades de cometer el acto, por lo que, más allá de juzgar, de lo que se trata es de acompañar.
Por su parte, Brenda Rodríguez Aguilar, Coordinadora de la Clínica de Atención al Trastorno por Estrés Postraumático del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM), precisó que cuando una persona se suicida, la familia, amigos y las comunidades resienten sus efectos.
¿Cuáles son los signos de alerta?
La experta señaló que la depresión, consumo de sustancias, dolor crónico o enfermedades en etapa terminal, antecedentes familiares de suicidio, la exposición a violencia intrafamiliar, abuso físico, sexual o psicológico crónico, presencia de armas de fuego o la exposición de conductas suicidas de amigos o personajes. Añadió que los hombres usan cuestiones más letales como el uso de armas o la asfixia, mientras que las mujeres presentan envenenamiento con medicamentos de uso controlado.
Refirió que, de acuerdo con los datos registrados en hombres la mayor incidencia de suicidios es entre los 20 y 24 años, le sigue de 15 a 19 años, antes no había casos en edades más tempranas, sin embargo, se ha presentado algunos casos entre los 10 y 14 años, lo que significa que ya afecta a los menores.
Adicionalmente, señaló que el tabú de hablar sobre el suicidio sigue presente, afirmó que muchos estudios en la práctica clínica han demostrado que preguntar a las personas sobre pensamientos o conductas suicidas, no ocasionan ni aumentan estos pensamientos, si no que preguntar directamente si piensan en el suicidio puede ser la manera de identificar a alguien en riesgo suicida.
“Piensan que preguntarle sobre suicidio es meterle esa idea y que, si no lo había pensado, ahora lo pensará, sin embargo, se debe preguntar sobre este tema. Así puedes identificarlo, solo de esta manera podremos romper el tabú”, dijo.
Según el proyecto Voices of Brotherhood, un promedio de 84 hombres mueren a la semana por suicidio, el 75 por ciento de todos los suicidios son masculinos y eso no es todo, ya que se calcula que el 25 por ciento de los hombres viven una situación de salud mental ya sea diagnosticada o no.
¿Por qué afecta más a los hombres?
Rodríguez Aguilar, añadió que las construcciones tradicionales de la masculinidad representan un factor de riesgo clave para la vulnerabilidad de los hombres, pues promueve comportamientos mal adaptados, falta de expresividad en el hogar, resistencia a buscar ayuda profesional, esto se debe a que están expuestos a las exigencias de expectativas, hay una presión hacia ellos para demostrar que son los más fuertes.
Es decir, que los hombres tienen menos probabilidades de recibir ayuda, de ahí a animarlos a hablar sobre este tema para crear una cultura de masculinidad sana y positiva.
Situación en México
En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía e Informática (Inegi) hasta 2017, la tasa de suicidio es de 5.2 por cada 100 mil habitantes, se ubica como la quinta causa de muerte en menores de 15 años y en los últimos años ha aumentado en un 976 por ciento. Cifras realmente alarmantes.

Mayoría son hombres
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública, en México, el mayor número de suicidios ocurrió entre los hombres, ya que hubo 3.2 suicidios por cada 100 mil, mientras que en las mujeres la tasa es de 1.8 suicidios por cada 100 mil, esto refiere que, 8 por cada 100 mil hombres fallecieron por lesiones autoinfligidas en 2015, mientras que 2 por cada 100 mil mujeres decidieron quitarse la vida.
“Cuidar de la salud también es atender aquellos problemas que aparentemente no son visibles, pero que nos van haciendo menos. No hay lugar para la indiferencia o para la ignorancia. El suicido no es un acto individual con consecuencias igualmente individuales, sino que repercute en los demás”: María Elizabeth de los Ríos Uriarte, profesora e investigadora de Universidad Anáhuac