Soledad Rojas
El se�or Sergio Delgado Delgado conserva el tradicional tejido de lana, actividad que le fue heredada por su padre qui�n aprendi� a tejer sus primeros jorongos a los ocho a�os de edad. Originarios de Chiconcuac, lugar en el que ya se elaboraba huipiles de algod�n; fue hasta la llegada de los espa�oles que creci� la elaboraci�n de prendas, tras la crianza de los borregos durante la conquista.
El trabajo que en un principio se consideraba una actividad solo para las mujeres paso a ser tambi�n para los hombres. Don Sergio relata que su abuelo al no poder vender sus cobijas en su lugar natal, sal�a a las cuatro de la ma�ana para vender sus cobijas en el z�calo, sin embargo, fue en Bellas Artes d�nde encontr� a sus principales clientes, los extranjeros.
A partir de entonces la venta de cobijas, jorongos y su�teres creci� al tener fama internacional. muestra de ello, fueron las visita de artistas como Diego Rivera, la fot�grafa italiana Adelaida Luigia Modotti, Mar�a F�lix y Pedro Infante, quien solicit� un trabajo especial a su padre Pedro Delgado, una Cotorina, chamarra grande tejida en telar con su nombre en la espalda y que la trae puesta en la pel�cula �Ah� viene Mart�n Corona�.
Don Sergio Delgado asegura que existen varios relatos del su�ter que utilizo la famosa actriz Marilyn Monroe, sin embargo, fue su padre quien le vendi� el su�ter.
�Cuando Marilyn Monroe vino a M�xico, el actor Emilio el Indio Fern�ndez la invit� a su casa, ella qued� impactada con la artesan�a mexicana por lo que le recomend� visitar Chiconcuac por su riqueza en la artesan�a textil. A pocos d�as de regresar a Estados Unidos, ella vino acompa�ada de dos guardias presidenciales y como mi padre sab�a hablar ingl�s pudo conversar con ella�.
Su padre conservo en un librillo el aut�ntico patr�n del su�ter que le vendi� a la actriz; fue tejido a mano en punto panal doble, 100 % puro de lana. Cu�ndo vaya a Chiconcuac, no dude en pedir el modelo: Marilyn Monroe.
Don Sergio conserva telares con 100 a�os de antig�edad y sarapes, que por su valor hist�rico se exhibe en su taller. De modo que, si usted desea adquirir alg�n su�teres, abrigos, cobijas, sarapes calentadores, gorros u otras prendas de lana, adem�s de llevar un producto artesanal podr� disfrutar del valor hist�rico del lugar.
Quiero una hermosa prenda
Quiero una hermosa prenda