Martha González
Celos, ese resulta ser el móvil del ex esposo de la maestra de danza de la UAEM Sonia “N” para asesinarla, presuntamente, porque aunque lo declaró ante el Ministerio Público, aún no ha sido juzgado y por lo tanto el hombre es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Sin embargo, Edgar “N” relató que sólo podía tener contacto con ella en las instalaciones de la universidad, donde ambos trabajaban.
La vio en una reunión de compañeros donde ella bailó con algún colega, lo que lo hizo enfurecer.
Luego, la buscó en las instalaciones del teatro, discutieron, ella amenazó con pedir ayuda y ahí fue cuando la asfixió con la bufanda que ella usaba. Dejó su cuerpo en el baño y se fue. Volvió tiempo después, cuando el teatro estaba vacío, sintió hambre, fue comer pizza, luego a su casa, donde según él trató de suicidarse, pero sólo se hizo un pequeño corte en la garganta. Se durmió y a la mañana siguiente fue a entregarse ante las autoridades.
Además de lo terrible que resulta que un hombre asesine a sangre fría a su ex esposa y madre de sus hijas, para luego ir a comer pizza, vuelve a surgir el tema de la seguridad.
El Teatro de Los Jaguares es muy pequeño y el presunto perpetrador asegura que ella gritó cuando la estaba asfixiando. Hay incluso declaraciones de algunos de los presentes que señalan haberla escuchado, pero nadie intervino, ni preguntó ni nada.
Sin embargo, si usted pretende entrar al teatro sin credencial de estudiante se arma un escándalo tremendo, se lo aseguro.
En fin, que uno de los reclamos es que las autoridades se apresuren a señalar por qué no eran responsables de la seguridad de la maestra, en lugar de buscar formas de coadyuvar en estos casos.
Ya veremos si este caso los impulsa a tomar otro tipo de medidas y escuchar las inquietudes de sus alumnas, pero claramente no son las únicas que requieren protección.
Sur incendiado
Por cierto de violencia que no tiene freno, resulta que en los días recientes ha circulado en redes sociales un video en el que se ve un comando armado circula por el centro de Texcaltitlán, en el sur mexiquense.
Los vehículos están rotulados con el nombre de un cártel de delincuentes, que al parecer se está peleando la plaza con otro.
No se trata de hacerle publicidad a ninguno, sino de alertar a las autoridades de que algo urge hacer en esa zona porque la gente de bien vive con el alma en un hilo. Aquello está ya como Sinaloa o Tamaulipas, con balaceras, toque de queda y jóvenes “levantados”.
El sur no está caliente, está incendiado y es momento de intervenir de verdad, antes de que estalle.