Antonio Espinoza
La �muerte americana� en Andy Warhol tiene a dos protagonistas. As� lo explic� el mismo artista: �La serie de muerte que he hecho est� compuesta por dos partes: en la primera parte se trata de muertos famosos y en la segunda de personas de las que nadie ha o�do hablar nunca. Me dije que la gente tendr�a que pensar alguna vez en ellos: en la chica que se arroj� desde el Empire State Building, en las mujeres que comieron el at�n contaminado, y en todas las personas que pierden la vida en los accidentes de tr�fico. Ellos no me daban pena, pero cada uno sigue su camino y en realidad nos importa bastante poco que cierto desconocido haya perdido la vida. Pens� que quiz� a todas esas personas desconocidas les gustar�a que pensara una vez en ellas gente que normalmente no lo hubiera hecho� (Klauss Honnef, op. cit., p. 62). �C�mo se llamaba la chica suicida?, �qui�nes eran las mujeres que murieron por comer at�n enlatado?, �y los muertos en accidentes automovil�sticos?
Basadas en im�genes de peri�dicos y revistas, las obras catastrofistas de Andy Warhol reflejan la actitud de los medios hacia la muerte y la violencia. El tema de la muerte, que obsesion� a Warhol durante toda su vida, aparece en estas obras estetizado. Serigrafiadas o realizadas con pintura acr�lica sobre tela, estas im�genes pierden su significado original y adquieren otro, apto para el consumo masivo, para estimular la imaginaci�n del espectador y excitar su fantas�a. Por cierto que estas obras, que revelan el �car�cter de segunda mano de toda la experiencia de la realidad� (Honnef), no fueron bien recibidas inicialmente en Nueva York. Pero a diferencia del rechazo y la indignaci�n que provocaron en ciertos sectores de Estados Unidos, en Europa fueron calurosamente recibidas. Por ejemplo, en enero de 1964, Warhol present� en la Sonnabend Gallery de Par�s cuadros de accidentes automovil�sticos, disturbios raciales, suicidios y sillas el�ctricas, el lado oscuro de la vida norteamericana, provocando elogios por parte de la cr�tica de arte especializada.
Fueron muchos los personajes famosos que inmortaliz� Andy Warhol. Hizo retratos de artistas, cantantes, coleccionistas, estrellas cinematogr�ficas, pol�ticos y hasta criminales. Una pol�mica bien conocida involucr� precisamente a delincuentes. Resulta que con motivo de la Exposici�n Universal de Nueva York de 1964, el arquitecto Philip Johnson invit� a Warhol a dise�ar un mural para el Pabell�n New York State. Warhol emple� viejas fotograf�as polic�acas, sacadas del archivo del FBI, de 13 criminales buscados por la polic�a y las coloc� sobre grandes placas cuadradas de esmalte. El mural Los trece hombres m�s buscados, de 36 m�, fue situado en el exterior del pabell�n. La obra provoc� de inmediato la indignaci�n general, pues la mayor�a de los hombres buscados eran de origen italiano y, adem�s, muchos de ellos ya no eran perseguidos. Temiendo la discriminaci�n visual de un grupo �tnico, el gobierno del estado intervino, Johnson orden� que el mural fuera retirado y Warhol solicit� al Departamento de Obras P�blicas que lo cubriera completamente con pintura plateada. En el Museo Jumex se exhibi� el telegrama de Johnson en el que le dice a Warhol que el mural se tiene que retirar, una carta del artista pidiendo que la obra sea cubierta con pintura plateada y el recibo de la pintura.
Escribe Douglas Fogle: �Sin importar si estaba contemplando a Elvis o a Mao, a Marilyn Monroe o a Jackie Kennedy, Warhol entren� su ojo para percibir el movimiento de otro tipo de historia, la que se cuenta a trav�s del espejo narcisista de los medios�. Contemplando a Elvis en el Museo Jumex, un amigo y colega me coment� que ya no cre�a que la imagen warholiana del Rey, apunt�ndonos con su rev�lver, significara un elogio del Western, sino que bien pod�a ser un comentario ir�nico a la �cultura de la muerte� en Estados Unidos, que se expresa en la libre venta de armas que provoca balaceras y muertos casi a diario en el pa�s vecino. Por mi parte, contemplando la imagen monumental de Mao Tse-Tung, dej� de pensar que se tratara s�lo de un gobernante famoso del que se apropi� Warhol para realizar una encarnaci�n pict�rica del �culto a la personalidad�. Vi entonces en la imagen del dictador chino escenas de muerte y terror propiciadas por la utop�a comunista en el siglo XX: las hambrunas de fines de los cincuenta y principios de los sesenta y la mal llamada Revoluci�n Cultural (1966-1976), que provoc� mill�n y medio de muertos y la profanaci�n de la tumba de Confucio.
Dos de las celebridades retratadas por Andy Warhol fueron marcadas por la tragedia: Marilyn Monroe y Jacqueline Kennedy. Unos d�as despu�s de su muerte por una sobredosis de sedantes, Warhol empez� a producir los retratos de la diva y sex symbol, erigi�ndole un monumento que perpet�a irremediablemente su memoria. �Podemos concebir la figura de Marilyn sin la serie casi interminable de retratos que le hizo Warhol? Por supuesto que no. Marilyn pervive en las numerosas im�genes de la industria cinematogr�fica, pero Warhol se apropi� de una de ellas y la convirti� en el icono de la estrella suicida. Por siempre, la imagen de Marilyn perdurar� en esa sonrisa, s�mbolo de la belleza, el glamour, la juventud, el lujo y la sensualidad, que la distinguieron. La actriz ten�a que ser as� porque la cultura medi�tica se lo exig�a. Finalmente, esa misma cultura medi�tica la devor� pues se trataba de un producto de consumo masivo.
Por �ltimo, Jacqueline Kennedy. Andy Warhol, obsesionado con la muerte, no pod�a dejar pasar la oportunidad de recrear la imagen conmovedora de Jacqueline Kennedy llorando junto al f�retro de su esposo John, asesinado el 22 de noviembre de 1963 en la ciudad de Dallas, Texas. Utilizando varias fotograf�as, unas tomadas antes del asesinato y otras durante el entierro del presidente, y recurriendo como siempre a la repetici�n que diluye la imagen individual, Warhol inmortaliz� a Jackie en diferentes versiones. Ah� est� la entonces primera dama de Estados Unidos, sonriendo y llorando, ilustrando la facilidad con la que puede cambiar la suerte. Pero la verdad es que las numerosas serigraf�as que realiz� Warhol sobre Jacqueline Kennedy (tr�pticos y pol�pticos) no s�lo cuentan la historia de una joven feliz que, de s�bito, se volvi� triste: cuentan la historia de una mujer que signific� la posibilidad de una simbiosis entre cultura y pol�tica, que personific� la esperanza de un pa�s que so�� con volver a sus or�genes y que simboliz� la glorificaci�n nost�lgica del pasado.
A la pregunta insistente de qu� hab�a detr�s de sus cuadros, Andy Warhol contestaba siempre que no hab�a nada. Hoy sabemos que su obra encierra un lado luminoso y otro oscuro, ambos �ntimamente ligados entre s�, que revelan el genio de uno de los artistas m�s significativos de la historia.