Los refractaristas de Tequixquiac son mano de obra calificada para la construcción de hornos que soportan altas temperaturas.
Estos trabajadores son contratados por empresas nacionales y extranjeras, a la fecha el municipio se ha destacado por poseer a estos especialistas en esta arte que es principalmente contratada fuera de México y en reconocimiento los gobiernos municipales ha nombrado esta actividad como parte de su identidad cultural.
Actualmente a este gremio lo componen un promedio de mil constructores originarios del municipio, quienes contribuyen en un porcentaje importante a la economía del municipio.
La trascendencia de este grupo de obreros especialistas en hornos, han dejado una herencia de más de 70 años, lo que les ha servido de currículo para ser solicitados en Estados Unidos, Uruguay, Panamá, Colombia, cuba, Belice, Venezuela, y otros países europeos.
Algunas empresas los han llevado a China y Arabia Saudita, comenta Emilio Gerardo Rojas Miguel, refractarista quien ha heredado el oficio a sus hijos.
El vecino de la colonia San José, indica que los pioneros de este oficio fueron José Velázquez y Juan Ángeles, quienes son llamados por la cementera de Apaxco, empresa de origen Suizo, hoy Holcim, ellos son contratados como albañiles; sin embrago, la necesidad les hizo demostrar su trabajo y terminaron perfeccionando su labor al construir un horno para fundir la piedras, que la empresa usa para la elaboración del cemento, el resultado de su trabajo fue exitoso.
Al paso de los años creció y se expandió entre familiares y amigos, poniendo en alto al municipio como al que denominaron las empresas: Tequixquiac, cuna de refractaristas.
Los hornos que construyen son distintos y las empresas principalmente extranjeras que se dedican a este tipo de trabajo, busca a la gente de Tequixquiac construirlos, explica que su trabajo tiene que ser muy preciso con alto grado de perfección, ya que la construcción debe soportar altas temperaturas.
Por ejemplo, el horno para hacer cemento es de forma cilíndrica de 160 metros de largo y tres metros de altura, alcanza una temperatura de mil cuatrocientos grados, los hornos de aluminio alcanzan setecientos grados, acero mil ochocientos grados y así con los que se emplean para fundir cobre, oro, plata, zinc, vidrio, e incluso las plantas termoeléctricas, también tienen construcción refractaria.
La labor de estos artesanos es muy sacrificada, mencionan algunos constructores de regreso de Ecuador, comentan que dejan a sus familias por semanas o meses para ir a trabajar al extranjero, donde los climas y la comida no ayuda a saciar la nostalgia de poder ver a sus hijos y reservarse para las provisiones.
Los gobiernos municipales reconocen que hay gente de trabajo y con talento en Tequixquiac que se ha desplazado a otros países, poniendo en alto el nombre del municipio por ello en el marco del 209 aniversario, son recordados y puestos en el pasaje de su historia.
Acela Montaño