Martha Gonz�lez Aguilera�
Ayer el gobierno mexiquense emiti� un mensaje en el que llamaba a los ciudadanos a no dejarse enga�ar por mensajes que alertan sobre falsos ataques contra la poblaci�n. Aseguraban ah� que los cuerpos de seguridad del Estado, de los tres niveles de gobierno, trabajan por garantizar la vida de los ciudadanos y no lo contrario.
Suena rid�culo que la autoridad tenga que emitir un mensaje como ese y, sin embargo, era necesario.
El problema es que los ciudadanos no creen en las autoridades, pero s� en comunicaciones sin sentido que provienen de desconocidos que no dan la cara y promueven la violencia.
Este no es un fen�meno exclusivo del Estado de M�xico ni mucho menos de mexicanos, dino que es un mal pand�mico al que nadie ha encontrado remedio, que da�a las relaciones entre gobiernos y gobernados por todo el mundo.
As�, podemos encontrar casi extremos en los que una ciudadan�a toma decisiones dram�ticamente malas para el conjunto entero y lo hacen convencidos de que se han defendido de un mal mayor que �alguien� o �un conjunto de algunos� quer�an asestarle. Un ejemplo claro: el brexit.
La salida de Inglaterra de la Comunidad Econ�mica Europea podr�a significar el fin del poder�o econ�mico de ese pa�s, obviamente en detrimento de todo el conjunto social y, sin embargo, los ciudadanos votaron masivamente por el s�, en contra de todos los pron�sticos y de cualquier l�gica.
Esto es resultado de una profunda polarizaci�n que ha dividido a la humanidad. Las sociedades todas est�n fraccionadas y los grupos no se escuchan los unos a los otros, a pesar de que est�n concatenados desde la ra�z.
En este contexto, uno podr�a pensar que ese mensaje del gobierno estatal no tiene sentido ni obtendr� alg�n resultado positivo pero, es su obligaci�n agotar los medios posibles para frenar el terror infundido a la gente, pues eso s� es real.
Mientras tanto, lo que s� es urgente es reforzar la seguridad en los municipios, entrenar a las corporaciones para que puedan manejar una turba violenta sin que termine en una desgracia y establecer mecanismos adecuados de comunicaci�n con la gente, que sirvan a los ediles para frenar este tipo de rumores a tiempo.
Por lo pronto, este fin de semana ya no hubo incidentes y eso ya es ganancia.