Martha Gonz�lez Aguilera�
El fin de semana hubo revuelo en redes sociales luego de la denuncia de un sujeto que promov�a a trav�s de la plataforma de Spotify �m�sica� en la que de manera expl�cita describ�a la manera de cometer feminicidios, violaciones y tortura, incluso en contra de menores.
Luego del esc�ndalo, la condena, los se�alamientos y las quejas la empresa retir� el material, no sin que antes hubieran amenazas contra la youtuber que hizo el se�alamiento inicial.
Resulta que el sujeto este, no conforme con su desagradable existencia, tiene adem�s un grupo de seguidores, al parecer amplio, que se dedic� a defenderlo junto con sus �aportaciones musicales�.
Al final se vio obligado a ofrecer disculpas, al menos a Yuya, una youtuber a quien le dedic� una de sus terribles creaciones en forma de amenaza, bastante aterrorizante, por cierto.
Y entonces queda en el espacio p�blico mucha energ�a en torno al tema para la reflexi�n.
Es muy atemorizante saber que existen personas capaces de imaginar, escribir, publicar y compartir ideas como esas y que existen espacios propicios para que lo haga tan abierta y f�cilmente.
Que bueno que esas atrocidades no est�n m�s en la plataforma, pero preocupa que ha quedado al descubierto que no hay restricci�n alguna en �sta para expresiones as� de violentas, en particular en tiempos en los que los feminicidios, las violaciones y las agresiones de todo tipo hacia las mujeres son un problema tan ampliamente extendido.
La discusi�n sobre la capacidad de intervenci�n que los gobiernos deber�an tener sobre las redes sociales y las plataformas digitales es amplia y diversa, pero en otros pa�ses.
Es momento de tomarnos en serio en M�xico el asunto, sin doble moral, sin politiquer�a y sin hipocres�a.
No puede haber una sociedad civilizada que avale a un hombre que habla de secuestrar, violar, torturar, despellejar, asesinar y descuartizar a una ni�a como una simple forma de distracci�n, ni mucho menos podemos aceptar que una empresa acepte esas expresiones como parte de su negocio, uno en el que convergen ni�os, adolescentes y adultos sin filtros ni restricciones.
En ese contexto, el presidente Andr�s Manuel L�pez Obrador necesita actualizar sus datos. No son mentira las denuncias de violencia contra las mujeres, no es una exageraci�n la preocupaci�n por el aumento en feminicidios y horrores como los aqu� descritos son parte del M�xico real, el que le toca gobernar, no el de sus sue�os, el que construy� con sus propios datos y en el que insiste en irse a vivir.