Desde el inicio de la LX Legislatura en 2018, los diputados de la mayoría parlamentaria en el Congreso del Estado de México se fijaron la tarea de redactar una nueva Constitución política para el Estado de México.
La idea de los morenistas muy probablemente no surgió de las inquietudes de los ciudadanos mexiquenses ni de los estudiosos del Derecho agrupados en las distintas y prestigiadas Barras de Abogados, que durante años han agrupado a los jurisconsultos ocupados en señalar los cambios sociales que han hecho necesaria la gradual y paulatina modificación de los artículos de la Constitución Libre y Soberana del Estado de México, de las Leyes que de ella han emanado y de los reglamentos que en los diferentes y distintos ámbitos de la vida social, mercantil y civil, han logrado que los mexiquenses avancen en las diferencias naturales que surgen en una entidad que ha sido moldeada a través de los movimientos de migraciones que por décadas han moldeado la sociedad que actualmente somos.
Ese mosaico en la diversidad de pensamientos permitió que la pluralidad y la expresión atinada y oportuna de puntos de vista jurídicos, diera paso a ejercicios de avanzada convivencia política y social que fue recogiendo e incluyendo las necesidades de las minorías sin modificar el rumbo que a la par de la Constitución General de la República de 1917, definió el gran programa social de la primera gran revolución social del Siglo XX.
Dice el presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXI Legislatura, Maurilio Hernández González, que el proyecto del recientemente entregado de proyecto de Reforma Constitucional del Estado de México es producto de la demanda de millones de habitantes de la entidad para dar un gran salto cualitativo y cuantitativo en la recuperación de los derechos humanos.
Sin embargo, la idea de una nueva Constitución local no fue producto de la demanda de millones de ciudadanos, sino de una reflexión de algunos destacados texcocanos que tomaron la idea del gobierno de la Ciudad de México que en 2017 entonces era gobernada por Miguel Ángel Mancera y con el trabajo mayoritario de los legisladores de la CDMX, impulsaron la promulgación de la Constitución de la CDMX partiendo de la idea del notable y talentoso Porfirio Muñoz Ledo, que años atrás venía insistiendo desde la izquierda política en un nuevo marco jurídico para la capital del país.
Es así que el 5 de febrero de 2017 se promulga la Constitución de la CDMX con un espíritu incluyente a los derechos humanos y en particular, en la inclusión de los derechos de las minorías en aspectos tan importantes como el respeto a la diversidad sexual, el derecho a la interrupción del embarazo o el matrimonio igualitario.
Mauricio Valdés Rodríguez ha sido el artífice de las propuestas que han dado pie al proyecto de una nueva Constitución como coordinador del secretariado técnico para la reforma constitucional y legal. El destacado abogado texcocano, ex presidente del comité directivo estatal del PRI en el Estado de México, ex senador de la república por el mismo partido, ex diputado federal y local, así como ex presidente municipal de Texcoco y ex presidente del Instituto de Administración Pública del Estado de México, entre otros cargos administrativos en el sector público estatal, ha sido el articulador de los trabajos que fueron presentados hace un par de días anta la LXI Legislatura y que incluyen como objetivos primordiales “la defensa de la dignidad humana y los derechos humanos, mecanismos como plebiscito, referéndum, revocación de mandato,….la paridad de género en los tres niveles de gobierno y la conformación del gobierno de gabinete que de paso a mejores políticas públicas”.
Ya veremos en las siguientes semanas hacia dónde se dirige el estudio y análisis que los legisladores estatales realicen del proyecto y cuál sea el resultado si se continúan los trabajos de comisiones legislativas para llevar al pleno una propuesta final que enriquezca o deseche el trabajo que por más de dos años han venido impulsando en la búsqueda de nuevos esquemas de oportunidades para los sectores sociales, empresariales y a la inversión pública de la entidad. ¡Que haya suerte!
Por Alfredo Martínez