Durante las �ltimas semanas hemos sido observadores puntuales del inter�s del gobierno federal por retomar la agenda pol�tica y medi�tica ante los descubrimientos period�sticos de la ahora llamada �Casa Gris de Houston� de uno de los hijos del Presidente de la Rep�blica.��
Ante los d�biles y poco cre�bles argumentos para explicar los hechos, la dirigencia nacional de Morena, los diputados federales, los gobernadores y senadores de esa organizaci�n que hoy gobierna el pa�s, han tratado de mover la mirada ante el inexplicable hecho que cada vez que tratan de explicar, lo enredan m�s.��
Intentan cambiar la p�gina los d�as recientes, hemos visto c�mo los diputados federales del partido presidencial y sus aliados en la C�mara Baja han emitido con apenas 267 votos a favor y 210 en contra, un �Decreto por el que se interpreta el alcance del concepto de propaganda gubernamental, principio de imparcialidad y aplicaci�n de sanciones��, luego de que el INE consider� ilegal la difusi�n que el presidente y sus diputados hacen de la consulta para que la poblaci�n asista masivamente a las urnas para validar la permanencia del jefe del Ejecutivo Federal hasta 2024.��
Las acciones posteriores al decreto en cuesti�n han sido resultado de una acci�n perfectamente orquestada desde lo legal y la operaci�n pol�tica. Al d�a siguiente en pr�cticamente toda la CDMX y los siguientes d�as en el Estado de M�xico y las entidades gobernadas por el partido mayoritario, los espectaculares con la imagen presidencial aparecieron de la noche a la ma�ana con el mismo mensaje de respaldo al presidente, seg�n lo han informado diversos medios de comunicaci�n.�
Dentro de la misma estrategia pol�tica se ha reforzado el ataque en medios nacionales de comunicaci�n al INE, tanto del presidente de la C�mara Baja, Diputado Sergio Guti�rrez de Morena como de la dirigencia nacional. Tambi�n se ha dado paso a la solicitud de licencia de diputados federales, diputados locales de la capital y de las distintas entidades federativas para que todos vayan a hacer campa�a y operar pol�ticamente el acarreo de militantes y simpatizantes en todo el pa�s para lograr el esperado 40 por ciento de los integrantes de la lista nominal de electores y hacer vinculante el resultado de ese proceso, por eso la real batalla est� en el porcentaje de votaci�n.��
Pero ese no es el �nico fondo, la estrategia contempla tambi�n fortalecer la promoci�n de las y los candidatos a las seis gubernaturas en juego este a�o por ese partido y buscar incrementar las preferencias electorales que les lleven al triunfo en por lo menos 3 estados donde la competencia pol�tica ha cerrado la votaci�n. Este ejercicio promovido por y para el gobierno federal, en torno a la figura de AMLO, solo le ser� ben�fico electoralmente con la mirada puesta en los comicios de junio de este a�o, si se alcanza una votaci�n alta.��
Otro gran inter�s en los tiempos planeados pol�ticamente para la aprobaci�n de la consulta de revocaci�n de mandato es conseguir el ansiado porcentaje vinculatorio para con ello, iniciar una nueva campa�a de propaganda gubernamental que presione la discusi�n de la reforma el�ctrica y de la reforma electoral para el segundo periodo ordinario de sesiones de la legislatura federal.��
El gobierno federal est� reprobado en todas las encuestas desde el a�o 2020 en pr�cticamente todos los rubros, en resultados contra la inseguridad, en combate a la corrupci�n, en servicios de salud, en econom�a, en obra p�blica y un largo etc�tera, por ello con el falso ejercicio de revocaci�n de mandato necesita legitimidad pol�tica.��
Y algo toral para el presidente y sus estrategas: sin importar si se logra el resultado vinculante �que ser� positivo para el presidente indudablemente-, el culpable de atentar contra la democracia ser� el Instituto Nacional Electoral, y ante ese argumento la intenci�n del presidente y sus feligreses ser� tratar de disminuir la legitimidad, la autonom�a del INE y su presupuesto con la anunciada reforma electoral, de cara a la elecci�n presidencial de 2024 con los perniciosos resultados que ello podr�a tener para la democracia mexicana.�
Por Alfredo Mart�nez�