Es muy común que tengamos un huerto urbano si saber que estamos contribuyendo con el medio ambiente, esta practica popular y muy antigua, corresponde a espacio al aire libre o interior y esta destinados al cultivo de verduras, hortalizas, frutas, legumbres, plantas aromáticas, hierbas medicinales, entre otras variedades, a escala doméstica.
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, estudiantes de agronomía, opinan sobre la utilidad de los huertos urbanos y sus beneficios, al exponer una actividad a alumnos de la escuela secundaria Adolfo López Mateos del municipio de Coyotepec, los jóvenes de octavo semestre de Agronomía de la UNAM, señalan que todos tenemos plantas en casa, pueden ser directamente en macetas, en jardineras, en el suelo, dependerá de la canatidad de espacio.
“En casa siempre hay plantas, lo que indica que todos tenemos un huerto urbano, sin saberlo, siendo los más comunes el huerto blando que se hacen en el suelo, otro tipo de huerto es el duro en el que se usan materiales reciclados como macetas, botellas de plástico y otros envases”. Explica Paola Molina.
“El huerto vertical se instala principalmente en paredes colocando envases, esto responde a aprovechar un espacio reducido y, el huerto invernadero que en espacio menor o mayor son estructuras que protegen a las plantas del frío invernal, las heladas, el viento, en su interior, se genera un microclima que no afecta la temperatura exterior”.
Paola, Daniela y Javier, jóvenes a punto de concluir sus estudios, indican que los huertos urbanos se pueden implementar en el interior del hogar y pueden ser destinados al cultivo de verduras, hortalizas, frutas, legumbres, plantas aromáticas o hierbas medicinales y otras variedades, a escala doméstica.
Las ventajas de estos huertos radican en estimular el autoconsumo, mejora nuestra relación con los entornos, nos ayuda a amar la naturaleza y podemos conocer de cerca los ciclos naturales de la tierra y las condiciones propias de nuestro ambiente.
Agrega que los huertos pueden destinarse a combatir el ocio o con fines sociales dan derecho a cultivar un jardín o un lugar más amplio y disfrutar de sus productos, utilizando sistemas de riego que prioricen el ahorro de agua, produzcan su propia composta.
Estos emprendedores planean llevar un proyecto a escuelas y a las casa, compartiendo su experiencia para compartir alternativas de producción y consumo de alimentos en zonas urbanas que sean sostenibles y replicables.
Reconoce que el cuidado de estos huertos necesita algunas horas de atención, pero los beneficios son saludables y motivadores, por ello, lo comparten con adolescentes como práctica escolar, porque la actividad se convierte en un espacio de convivencia de regeneración del tejido social, incluso de rescate de relaciones sociales de la familia, el interés por cultivar en la casa, en el patio, en la ventana, en las macetas también generando conciencia.
Acela Montaño