Pese a que este a�o tambi�n se cancel� el tradicional Paseo de la Agricultura en Metepec, vecinos de San Bartolom� Tlaltelulco decidieron hacer su propio paseo en la avenida principal y de manera improvisada, sin permiso de las autoridades, sin sana distancia y solo algunos asistentes con cubrebocas.
Poco antes del mediod�a de ayer domingo, llegaron adultos y ni�os al lugar donde esperaron el arribo de los danzantes. Los asistentes se�alaron que la invitaci�n se hizo por medio de los vecinos y m�s que pedir por una buena temporada de cosecha, las peticiones que hicieron se enfocaron en la salud y el trabajo.
Piden por salud
Lilia Gonz�lez, originaria del lugar, acudi� con sus dos hermanas y 10 sobrinas a danzar como cada a�o de chicharreras, todas para pedir por la salud de otra hermana que recientemente tuvo una operaci�n que se complic�.
“Desde ni�as venimos, somos oriundas de aqu� y nuestros pap�s nos inculcaron la tradici�n, siempre venimos con una petici�n o agradecimiento, ahora es por mi hermana que est� con problemas de salud y eso tambi�n se lo inculcamos ahora a las sobrinas hay que ser agradecidos y seguir con la tradici�n”, dijo.
Valent�n Alc�ntara, sembrador se�al� que desde los 6 a�os es danzante, pero con el tiempo lo dej� de hacer y la pandemia lo motiv� a salir a agradecer la salud, vida y trabajo de los suyos.
“Ahora es de improvisada y todos llegaron con sus bocinas, pero el punto es no dejar perder la tradici�n, pedir o agradecer lo que tenemos, m�s en estos tiempos que la pandemia acab� con casi todo�, dijo.
Record� que en a�os anteriores, al finalizar el Paseo de la Agricultura entregaban premios, las danzas duraban m�s de dos d�as, este a�o tras quince meses de la pandemia y de situarse en Sem�foro Verde salieron a danzar, sin importar la concentraci�n de personas y que persiste el riesgo de contagios.
Danzas
Para venerar al Santo Patrono de la Agricultura, los pobladores de San Bartolom� Tlaltelulco congregaron a m�s de treinta danzantes, sembradores, las cosechadoras, los ca�eros, los arrieros, las chicharreras y las tlacualeras.
Laura Vel�squez