Antonio Espinoza
M�xico no pudo ser �conquistado� el 13 de agosto de 1521 por la simple y sencilla raz�n de que M�xico no exist�a como Estado-Naci�n en ese tiempo. Lo que hab�a entonces en el espacio geogr�fico que hoy se llama M�xico eran una serie de Se�or�os o Ciudades-Estados llamados alt�petl, uno de los cuales (el mexica) pose�a un gran poder y sojuzgaba a otros alt�petl de su entorno. El mito mayor de la historia de M�xico es el de su origen: la unidad y la continuidad hist�rica de la naci�n a trav�s de treinta siglos. Pero el mito de la conquista de M�xico, la creencia falsa de que los mexicanos fuimos conquistados por los espa�oles en 1521, tiene una explicaci�n hist�rica. Fue un largo proceso de construcci�n simb�lica en el que participaron notables patriotas criollos (Francisco Xavier Clavijero, Fray Servando Teresa de Mier y Carlos Mar�a de Bustamante, entre otros), quienes inventaron la idea de una �naci�n mexicana� anterior al dominio espa�ol. La frase terrible: �nos conquistaron los espa�oles�, que muchos mexicanos dan por cierta, tiene ra�ces muy profundas.
Fue el historiador brit�nico David Brading quien descubri� los or�genes del nacionalismo mexicano en el patriotismo criollo. [1] El nacionalismo mexicano hered� gran parte del discurso ideol�gico del patriotismo criollo: la exaltaci�n del pasado prehisp�nico, la condena de la Conquista, el resentimiento xenof�bico en contra de los espa�oles (llamados despectivamente: �gachupines�) y la devoci�n por la Virgen de Guadalupe. La imaginaci�n patri�tica criolla rescat� el pasado ind�gena del estigma de barbarie que le fue impuesto por los frailes misioneros y por los cronistas espa�oles, recre� el mito ind�gena de Quetzalc�atl y arraig� el culto guadalupano como una prueba de la preferencia divina por la tierra mexicana, sojuzgada por Espa�a. En este proceso de invenci�n patri�tica, particip� el jesuita Francisco Xavier Clavijero con su libro Historia antigua de M�xico, publicado hacia 1780, en el que liber� al mundo prehisp�nico de los ropajes demon�acos que le hab�an impuesto y lo elev� al rango de pasado cl�sico, similar al de la civilizaci�n grecolatina. [2]
Los criollos se apropiaron del pasado prehisp�nico para inventar una identidad que, con el tiempo, se convirti� en mitolog�a patria: una m�tica naci�n originaria que fue violentada por el invasor espa�ol, permaneci� esclavizada durante 300 a�os y liberada por el cura guerrillero Miguel Hidalgo. Los dos principales responsables de tan delirante uso del pasado prehisp�nico fueron Fray Servando Teresa de Mier y Carlos Mar�a de Bustamante, quienes vieron en la guerra de Independencia iniciada en 1810 el regreso de la verdadera naci�n mexicana. El padre Mier exalt� el pasado prehisp�nico, sostuvo la teor�a descabellada de que el ap�stol Santo Tom�s �identificado con Quetzalc�atl- predic� en tierras americanas antes de la llegada de los espa�oles y escribi� p�ginas apasionadas sobre la rebeli�n de 1810, tratando de demostrar la perversa identidad entre los conquistadores espa�oles que mataron cruelmente ind�genas y los realistas que mataban cruelmente insurgentes. [3]
Al igual que el padre Mier, Carlos Mar�a de Bustamante sosten�a la idea de una continuidad hist�rica entre el Imperio Azteca y la naci�n independiente liberada por los insurgentes. Bustamante exalt� a los mexicas y difundi� el mito de una naci�n ind�gena esclavizada por los espa�oles y, 300 a�os despu�s, emancipada por los insurgentes, herederos de Cuauht�moc. Seguidor de Jos� Mar�a Morelos �a quien conoci� en 1813, en el Congreso de Chilpancingo-, se involucr� decididamente en el movimiento rebelde encabezado por el cura guerrillero y dedic� cientos de p�ginas a exaltar su memoria y la de otros jefes insurgentes como los fundadores de la nueva naci�n independiente. Bustamante fue un creador compulsivo de h�roes, ceremonias, mitos y s�mbolos nacionalistas. Recogi� los viejos mitos criollos y logr� incorporarlos en el ritual c�vico de la nueva naci�n. [4]
Bustamante escribi� el discurso inaugural del Congreso de Chilpancingo, que Morelos ley� en 1813. Ah� Bustamante proclam�: ��Genios de Montezuma, de Cacamatz�n, de Cuahtimotz�n, de Xicot�ncatl y de Cantzonzi, celebrad como celebrasteis el mitote en que fuisteis acometidos por la p�rfida espada de Alvarado, este dichoso instante en que vuestros hijos se han reunido para vengar vuestros desafueros y ultrajes, y librarse de las garras de la tiran�a y fanatismo que los iba a sorber para siempre! Al 12 de agosto de 1521 sucedi� el 14 de septiembre. En aqu�l se apretaron las cadenas de nuestra servidumbre en M�xico Tenoxtitl�n, en �ste se rompen para siempre en el venturoso pueblo de Chilpantzingo�. [5] Convencido de la continuidad hist�rica de M�xico y de que los insurgentes eran herederos de los guerreros que lucharon contra Cort�s, Bustamante decret� que la naci�n ind�gena, esclavizada por Espa�a, se hab�a liberado de sus cadenas. Lo m�s relevante es que, una vez derrotada la vertiente popular de la rebeli�n y consumada la independencia por Iturbide, las ideas de Mier y Bustamante aparecieron triunfantes en nuestra Acta de Independencia: �La naci�n mexicana, que por trescientos a�os ni ha tenido voluntad propia ni libre uso de la voz, sale hoy de la opresi�n en que ha vivido�[�]�.[6]
El patriotismo criollo, nacido en la rebeli�n contra la Corona de Mart�n Cort�s, el hijo mestizo de Cort�s y Malintzin, en el siglo XVI, encontr� en el libro de Clavijero su primer gran impulso ideol�gico, hasta terminar en las fantas�as patri�ticas de Mier y Bustamante. Convertido en ret�rica nacionalista, le dio un sustento hist�rico a la Independencia, se afianz� con el triunfo liberal en el siglo XIX y con la revoluci�n hecha gobierno en el siglo XX, para llegar al siglo XXI con toda su fuerza m�tica. La frase terrible: �nos conquistaron los espa�oles�, sigue pesando mucho en la mentalidad de los mexicanos: es un trauma que no hemos podido superar. Los mexicanos no hemos podido resolver nuestros problemas ancestrales (desigualdad, pobreza, racismo, violencia) porque hemos sido incapaces de reconciliarnos con nuestro pasado, de aceptarnos como un pa�s multirracial y multicultural�y mirar hacia el futuro.
[1]�� David Brading, Los or�genes del nacionalismo mexicano, M�xico, Ediciones Era, 1980.
[2]�� Francisco Javier Clavijero, Historia antigua de M�xico, M�xico, Editorial Porr�a, 1982.
[3]�� Fray Servando Teresa de Mier, Historia de la Revoluci�n de Nueva Espa�a, M�xico, Fondo de Cultura Econ�mica/Instituto Cultural Hel�nico, 1985.
[4]� Carlos Mar�a de Bustamante, Cuadro hist�rico de la Revoluci�n Mexicana, M�xico, Fondo de Cultura Econ�mica/Instituto Cultural Hel�nico, 1985.
[5]�� Citado en David Brading, op. cit., p. 78.
[6]�� Ibidem, p. 79.
Apoyo tu comentario Antonio. Hay varios mitos y errores en la interpretaci�n presente de nuestro pasado hist�rico. Y se continua afianzando esa tednencia en el presente gobierno. Encuentro que el autor Christian Duverger ha contribuido con sus libros a desmitificar el papel de Hern�n Cort�s en la historia, pero los pol�ticos son duros y no creo que conzcan los libros de este historiador franc�s.
Hay una frase que me brinc� en tu texto:
“nacido en la rebeli�n contra la Corona de Mart�n Cort�s”, creo que deber�a ser: nacido de la rebeli�n de Mart�n Cort�s contra la Corona. A ver qu� te parece.
El tema de la conquista en el arte tambi�n es apasionante y hay mucho materia en el siglo XIX que habr�a que analizar a detalle.
Saludos.