Los pésimos gobiernos de Morena están frente a nuestra nariz. Desde la política de imposición del gobierno federal, la sumisión y omisión de los estatales, así como el saqueo y excesos el en ámbito municipal, los yerros son evidentes, una y otra vez, se repiten como una maldición, frente a un electorado sumiso y entregado, a cambio de tres cacahuates en los que se ha convertido la política social.
Morena no sabe gobernar. Y ante la figura unipersonal, el Tlatoani, casi una deidad, Andrés Manuel López Obrador lo mismo es la única autoridad, el máximo legislador y único juez, pasándose por el arco del triunfo leyes e instituciones, pisoteando los derechos de personas y grupos, con el aplauso fácil de beneficiarios de los programas sociales y demás ambiciosos de poder o impunidad.
La semana pasada se detuvo a Ovidio Guzmán López, hijo del “Chapo”, en una acción tardía y sin inteligencia, que dejó paralizada y en llamas varias ciudades de Sinaloa. Esta acción provino de la necesidad urgente de hacer una “ofrenda” al poderosísimo presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, con quien López Obrador tiene una pésima relación y hoy participa en México en la Cumbre de América del Norte.
La orden de captura que vino desde Palacio Nacional se dio sin importar los efectos que ello tenía. Sobrevinieron bloqueos, quemas de autobuses y establecimientos comerciales. Daño colateral, se argumentaría en el pasado. Fifís y conservadores son los verdaderos responsables de todos los males sociales, se dice en el discurso de odio y división gubernamental morenista.
Y como a Morena todo le sale mal, tuvimos como corolario el dramático choque de trenes este fin de semana en el Metro de la Ciudad de México que sigue colapsando por falta de mantenimiento, porque al gobierno local no le importa invertir en la seguridad de los usuarios y sí en la promoción adelantada de su jefa de gobierno, en todo el país, a través de la propaganda #EsSheinbaum.
Suman al menos cuatro “incidentes” que se han registrado en el Metro, en lo que va de la administración. La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum llegó 40 minutos tarde al accidente de ayer, proveniente de Morelia, donde habló de las “buenas prácticas” de su administración. Quedó en evidencia su pésima política de comunicación, en la que se prohibió hacer registro material visual y se cancelaron las preguntas de los medios.
Todo ello en la total impunidad, porque lo más importante es esconder debajo de la alfombra toda la basura de su pésimo ejercicio de gobierno, ante los ojos de los presidentes de Estados Unidos y Canadá, Joe Biden y Justin Trudeau, respectivamente, quienes harán sentir su presencia para recordarle a López Obrador que México no es una isla, independientemente de la receta populista o conservadora que los gobernantes en turno aplican a sus ciudadanos.
ANTÍTESIS: En el club de cuates en el que se ha convertido Morena, destaca el bono de impunidad que el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM) otorgó a favor de sus ex presidentes municipales, que fueron señalados de mal manejo de recursos públicos y hasta saqueo de sus propias arcas. Ejemplo de ello es el caso de Toluca, donde el ex alcalde morenista Juan Rodolfo Sánchez Gómez ya hasta se placea por lujosos restaurantes con una siniestra sonrisa por haber bolseado hasta a los propios trabajadores del ayuntamiento. Sólo que se olvida que siguen su curso cuatro denuncias penales por falta de pago de créditos quirografarios. Veremos.