¿Marchar por la Suprema Corte?
Este fin de semana tuvo verificativo una marcha en favor de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en defensa de la Corte, fue como se denominó.
Ciudadanos marcharon sobre todo en la capital de la República, en la inmediaciones del edificio que ocupa la Suprema Corte de Justicia, con consignas de que la “Corte no se toca”
Por otro lado, también un grupo de manifestantes gritando en contra de los Ministros de nuestro máximo tribunal, principalmente contra su presidenta.
Hace tiempo hicimos un cuestionamiento alrededor de la elección de la presidenta de la Suprema Corte: ¿Qué tipo de relación habría de tener la Ministra Piña frente al Presidente de la República?
Lo anterior pareció para muchos una cuestión poco importante o no sustancial. Pero, al contrario, como lo estamos viendo, tal circunstancia conlleva a cuestiones de fondo, como lo son la influencia de un poder sobre el otro y que al final conlleva al probable sometimiento de la función de los jueces a los designios del ejecutivo, por ejemplo.
De esta manera, cuando hablábamos de la relación que debía haber entre los poderes que conforman la entidad política-jurídica denominada “Estado” era tal cuestión prácticamente volver a los orígenes de esta configuración con Montesquieu y Rousseau.
La simetría o eventual asimetría entre los poderes que teóricamente se encuentran “divididos” dependerá del peso que en el juego político cada uno representa.
Si, como lo acaban de leer. El poder judicial también ejerce influencia política.
Pensar que los jueces se encuentran alejados o blindados de las interacciones políticas es un desatino. Si bien no es tan clara la influencia política que ejercen, lo cierto es que sus criterios y decisiones tienen un impacto en la vida política de una Nación.
Precisamente por esta razón, la Constitución busca evitar que un poder influya sobre el otro y por el contrario existe un equilibrio entre los poderes de la República.
El mensaje que ayer mandó el titular del Poder Ejecutivo con la “denuncia” de los jueces que de acuerdo con el, favorecen a delincuentes, poco abona a esta idea de autonomía y respeto del Poder Judicial.
La autonomía judicial, no implica otra cosa que evitar que en la toma de decisiones de nuestros jueces constitucionales, no se encuentre la mano de alguno de los otros dos poderes, y con ello salvaguardar la tan añorada independencia judicial.
Dr. Octavio Martínez Camacho
Abogado Penalista Socio del Despacho HMSC.