Entre las reformas que el Ejecutivo federal incluye en su iniciativa de reforma electoral, está la pretendida desaparición de los legisladores plurinominales (diputados y senadores) con el único pretexto de la austeridad, pero que en el fondo muestra de nuevo su insistente tentación de aspirar al poder absoluto al reducir a su mínima expresión la pluralidad en el poder legislativo.
Es conveniente recordar que la representación proporcional (RP) en México, apareció en 1977 precisamente en respuesta a las presiones de la oposición que exigía tener un Congreso más representativo y democrático frente al dominio casi absoluto del PRI hasta entonces. Esto trajo como resultado la primera reforma electoral de gran envergadura en nuestro país, impulsada por don Jesús Reyes Heroles quien siendo secretario de Gobernación durante la gestión del presidente José López Portillo, impulsó la iniciativa y posterior aprobación de la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos electorales (LOPPE) en la que se incluyó la figura de diputados de representación proporcional o plurinominales.
La idea original al establecerse la RP en México era la de incorporar al trabajo parlamentario a especialistas en diversas materias sustantivas para enriquecer la producción legislativa, a falta de servicios legislativos de carrera proporcionados por especialistas, tal como sucede por ejemplo en España con el Cuerpo de Letrados. Al paso del tiempo, esta idea original se ha perdido y desde hace algunas décadas se ha convertido más bien en un mecanismo mediante el cual los partidos otorgan cuotas o bien recompensan lealtades, amistades, compadrazgos y compromisos, cuestión que sin duda debe desaparecer pues afecta la forma y contenido de la representación proporcional; pero desaparecerla más que solución, implicaría al contrario una grave regresión al viejo problema del autoritarismo unipartidista.
¿Cuál es el valor jurídico político que protege la representación proporcional? al interior del cuerpo legislativo, lograr un equilibrio incluyente de las distintas opciones partidistas en la misma proporción en que éstas han sido votadas y, frente al ejecutivo, constituir un contrapeso real de la oposición ante las decisiones que este tome, y legitimarse mediante la pluralidad. De hecho, en países como España, Portugal y Alemania, la elección del conjunto del Congreso se ajusta a este principio.
En los hechos, algo en lo que poco se repara en México es que tanto los unis (legisladores de mayoría) como los pluris (los de representación proporcional) se votan en la misma boleta, solo que los nombres de los primeros aparecen al frente y los segundos al reverso, igual que como ocurre con el presidente municipal y los regidores de ayuntamientos. Esto quiere decir que tanto unos como otros son votados. De esta forma, la RP se utiliza para asignar de acuerdo a los artículos 52 a 54 de la constitución, la forma de elegir a los legisladores tanto de mayoría como de RP. Por su parte, los congresos locales también se integran por legisladores electos tanto por mayoría como por RP de acuerdo a sus propias legislaciones.
Al respecto, una de las cosas en las que debe ponerse énfasis en el análisis de esta propuesta que se está impulsando de eliminación de la RP, es el aspecto meramente aritmético que se esconde detrás: basta con recalcular los porcentajes de curules para cada partido en el Congreso actual para darse cuenta con toda claridad del cambio negativo en su composición: De no existir las diputaciones plurinominales, la coalición gobernante (Morena-PVEM-PT) se hubiera quedado con el 62% de las curules, siendo que en las urnas obtuvo una votación del 44%, mientras que actualmente gracias a la RP con todo y sus aliados llega a poco menos del 48%, es decir, se ubica dentro del rango previsto por la Constitución (-8%) y con lo que realmente pasó en las urnas.
Es por esto que eliminar la RP significaría despojar de representación en el Legislativo a aproximadamente 60% de los ciudadanos, lo que significaría un retroceso de más de un siglo para la democracia mexicana.
Por Jose Ramon Gonzalez Chavez
Las democracias se construyen y se enriquecen con la particiacion social, las democracias representativas deben operar con ética y responsabilidad. No es válido retroceder y conculcar lo ganado por la democracia, siempre perfectible. Cerremos cel paso a la destrucción de la pluralidad, a la cancelación de la libertad democrática. Abrazo⁹