Siempre, pero sobre todo hoy, hay gente que se llena la boca afirmado que es “de izquierda”, sin tener idea de lo que eso significa. Y es que ser de izquierda hoy implica a la vez continuidades y rupturas fundamentales al modelo socialista de los siglos XIX y XX, cosa que casi nadie está dispuesto a asumir.
Ser de izquierda sigue siendo una postura que apunta a la igualdad, la libertad, la fraternidad, que mantiene vigente el carácter histórico y por lo tanto transformable de un modelo que considera el capital como el principio organizador social por antonomasia, con la convicción de que es posible construir otro mundo distinto al que concibe al ser humano como un producto posesivo dentro de una sociedad hiperconsumista, hoy tan de moda a través del modelo hiperindividualista, competitivista, excluyente y depredador. Hoy como ayer, ser de izquierda significa tener la certeza de que es posible y necesaria la creación de otro mundo distinto al que nos pretende inculcar el modelo neoliberal; de que tal como lo postula la Constitución desde 1824 la soberanía nacional radica en el pueblo, los ciudadanos con nuestro propio pensamiento, voluntad y acción somos capaces de transformar la realidad, cambiar el orden de dominación y de explotación actual y lograr una sociedad más solidaria, colaborativa y participativa.
Por otra parte, es de reconocerse la presencia de discontinuidades fundamentales entre las concepciones de la izquierda en siglos anteriores y las concepciones y prácticas que requiere la sociedad del presente y el futuro. Sin perjuicio de la vigencia de la tradición teórica y política del socialismo tradicional, desde un punto de vista autocrítico es de reconocer que el contexto y las condiciones históricas, políticas, económicas, sociales y culturales de la actualidad son muy diferentes a la del socialismo de principios del siglo XX. Hoy, ser de izquierda exige una crítica seria a los patrones de poder hegemónicos que han sido instrumentos eficaces para la construcción aparentemente natural, reduccionista y hasta determinista de un sistema-mundo colonial-capitalista moderno, sustentado en una versión de globalidad y modernidad concebidas por los “avanzados” (dominantes) como aspiración de los “atrasados” (dominados).
La globalización desde la izquierda de hoy, tiene como presupuesto que no se puede competir en un mercado de tal intensidad sin piso parejo, ni fortaleza interna previa, ni herramientas adecuadas, pero también que no es posible asumir posiciones triunfalistas o fatalistas, ni menos aún en posturas mesiánicas que nunca ni en ningún lugar han dejado nada bueno para para nadie, incluyendo a sus autores y promotores. Nuestros problemas no pueden resolverse con soluciones simplistas ni meras acusaciones populistas, vacías de contenido. La política y la gobernanza desde la izquierda deben construirse y operarse por y para todos, con una visión estratégica que prevea fortalezas y debilidades, retos y oportunidades, para reconocer errores y corregirlos, pero también para aprovechar lo bien hecho y potenciarlo; y esto solo puede hacerse con la gente que es la que vive día con día los problemas y por lo mismo la que siempre tendrá algo que decir para avanzar hacia su solución.
La izquierda de hoy entiende que el concepto tradicional de lucha de clases, se ha transformado en la reivindicación de los derechos de las minorías y los grupos vulnerables: las mujeres, la niñez y la juventud, los ancianos, los discapacitados, quienes tienen distintas preferencias sexuales; proponer y operar un gobierno abierto, convocante, incluyente, abierto, que permita que personas y organizaciones sepan de forma transparente qué y cómo se hace lo que se prevé en los planes y programas, pero además que prevea mecanismos para que la gente se involucre, participe, critique, proponga, colabore.
Ser de izquierda comienza necesariamente por la revalorización de la vida, más allá de los patrones neoliberal y del socialismo estalinista, en el entendido de que sin vida, todo lo demás carece de sentido.
Bajo estas premisas ¿en qué podríamos basarnos para afirmar que el actual gobierno es de Izquierda?
Por Jose Ramon Gonzalez Chávez