LA PROTESTA ABJURADA
Una Constitucion es un documento fundacional, cuya naturaleza es triple: por un lado 1) proclama las conquistas y reivindicaciones históricas de una nación; pero también 2) establece el ser jurídico de un Estado y el deber ser del poder público frente a la población y la ciudadanía para que en consideración a lo anterior 3) el gobierno a través de instituciones y garantías que prevé, cumpla con el deber de convertir estos derechos en políticas, programas y acciones concretos.
En un país con un sistema de Derecho escrito como el nuestro, la legislación, una de las más importantes fuentes jurídicas -si no es la que más (la Ley sí es la Ley)- para para su creación y vigencia debe pasar por una serie de requisitos formales y estrictos, desde la presentación de proyectos de iniciativa hasta la promulgación y publicación de la ley eventualmente aprobada, todos ellos previstos en la Carta Magna.
En tal contexto, en el momento de su gestación, la iniciativa implica una actividad de Estado, un acto solemne que requiere del mayor cuidado en su confección, pero también del mayor respeto a la Constitucion, a los demás poderes públicos e incluso a la instancia que la presenta, ya sea el ejecutivo, el legislativo o la propia ciudadanía en cumplimiento a las reglas que el propio código fundamental impone. La actividad de gobierno vendrá una vez que las reformas y leyes sean aprobadas cuando los órganos de gobierno en los 3 poderes y los tres ámbitos de gobierno deban instrumentar sus contenidos.
Dentro de su naturaleza jurídico política, una iniciativa debe tener indefectiblemente la característica de ser progresiva, es decir, contener elementos que permitan a las normas y disposiciones fundamentales evolucionar, mejorar, perfeccionarse, consolidar el marco de derechos y la estructura y funcionamiento del poder público, sus órganos e instituciones.
En la historia de México, las reformas constitucionales y legales de talante regresivo, retrógrado, nunca han tenido buen fin; y esto es así porque la democracia es terca: no hay poder humano que haga que la sociedad y el Estado constitucional se detengan en su progreso; quien pretenda hacerlo solo se enfrascará en una alucinante y de antemano perdida lucha contra molinos de viento.
Pretender presentar iniciativas de reforma constitucional a meses de concluir el mandato -¿por qué no se hizo al inicio?- no es un error de cálculo, es un acto desesperado por imponer una agenda de campaña –pues hacer proselitismo en tiempos electorales es inconstitucional y hasta delito electoral- a una candidata impedida por su gran elector para elaborar y ofrecer una propia, poniéndola al borde del fracaso; para afianzar la polarización y asegurar el voto duro de su movimiento.
Pero también es una argucia de poca monta para tender una trampa a los enemigos -reales o creados- y culparlos cuando las reformas no se aprueben a sabiendas de antemano que por su contenido no pasarán; para desviar la atención de los asuntos que realmente son importantes para el Estado, el gobierno y la ciudadanía: seguridad, salud, educación, infraestructura, energía, agua, migración, entre tantos otros; para tratar de esconder las incapacidades de resolver los problemas que en dichos rubros empeoran y aquejan de forma creciente a nuestro país y sus habitantes.
Con la Constitucion no se juega, y con la democracia y la ciudadanía tampoco; hacerlo es abjurar de lo único que se protestó cuando se asumió solemnemente el cargo: cumplir y hacer cumplir la Constitucion y las leyes que de ella emanan.
El tiempo de las ocurrencias, de las simulaciones, de los distractores, ya pasó. Los mexicanos seguimos en espera de que el gobierno que se va proporcione información transparente sobre resultados, que rinda cuentas de lo que hizo y no hizo, de lo que gastó, del país que deja; y de sus candidatas lo que requiere es un diagnóstico de daños, un estado de cosas, y un paquete de propuestas viables, posibles y realizables que ofrezca alternativas que nos permitan salir de la grave situación en la que en muchos sentidos estamos inmersos.
Por Jose Ramon Gonzalez Chavez
Estimado Lic. Gonzalez Chávez, lo felicito es un excelente artículo de forma y fondo y muy adoc, a las tristes circunstancia que de hecho y derecho que sufre nuestro querido México.
Saludos y gracias por su excelente artículo considero debe circular en todos los medios posibles.