Los resultados electorales del pasado 4 de junio en el Estado de México han dado pie la semana anterior a una serie de definiciones y declaraciones de varios actores de relevancia política estatal y nacional, que han arrojado culpas o responsabilidades ante la derrota que por 8 puntos sufrió la Alianza “Vamos por el Estado de México” ante la candidatura común de Morena y sus aliados, “Juntos haremos Historia”.
Son varias las voces y los personajes que han hecho responsable de los resultados al gobernador Alfredo Del Mazo Maza y a su equipo de gobierno en la administración pública estatal, por la falta de definición y acompañamiento en torno a quien fuera su secretaria de desarrollo económico, de desarrollo social y presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI Estado de México.
A esas críticas el gobernador Del Mazo ha respondido puntualmente que Alejandra Del Moral Vela siempre contó con su respaldo en el paso por su administración y como dirigente estatal de la militancia priista y sus palabras están totalmente apegadas a la verdad.
Si hubo una servidora pública permanentemente en el ánimo y la confianza del gobernador, ella fue Paulina Alejandra Del Moral Vela, quién llevó la definición de la mayoría de los candidatos de militancia tricolor que, en el año 2021, contendieron y ganaron en las elecciones intermedias para los cargos de presidentes municipales y diputados locales.
Fue tal la confianza y la cercanía de la líder del PRI estatal, con el heredero de la dinastía con origen en Atlacomulco, que su persona, su figura y su actividad política muchas veces estuvieron por encima de los integrantes del gobierno estatal en los medios estatales de comunicación, las redes sociales y por supuesto, en el territorio estatal, el cuál fue varias veces recorrido por la ahora ex candidata del PRI al gobierno del Estado.
Así, ante esa cercanía entre ambos personajes la postulación para la expresidenta municipal de Cuautitlán Izcalli se daba como una muy elevada posibilidad desde finales del año 2022, aun cuando Ana Lilia Herrera Anzaldo se hacía presente con un importante respaldo de actores y actoras políticos de todo el Estado de México.
También es muy congruente el todavía gobernador, al manifestar y ratificar, que se apoyó en todo momento a su candidata pues mediante los canales que para ello existen políticamente, se pidió el respaldo para su candidata y se les asignaron responsabilidades a los actores políticos que al inicio de la precampaña y la campaña, no habían cruzado el portal de Morena.
Es decir, se hizo todo lo que dice el manual de una campaña política exitosa, se sumaron adeptos, se convenció a muchos, a quien aspiraba se le sumó con la aceptación de ser la delegada del Comité Ejecutivo Nacional y se le solicitó sumar a sus seguidores en la operación y en el activismo.
Lamentablemente, alguien olvidó que cuando la primera vez que el priismo mexiquense acudió a un proceso interno de selección de pre candidadatos para definir al sucesor de César Camacho Quiróz, los militantes que apoyaron las aspiraciones de Humberto Lira Mora, de Héctor Ximénez González, de Yolanda Sentíes Echeverría, de Manuel Cadena Moreles y Arturo Montiel Rojas, se dieron con todo en las colonias, en las calles y en el convencimiento de sus vecinos para llevarlos a su causa, la reconciliación priista en los liderazgos de base,nunca llegó y desde entonces, las cosas jamás volvieron a ser iguales.
En ese proceso interno donde Montiel Rojas se quedó con la candidatura y a la sazón fue gobernador, la escisión fue profunda en la militancia y la unidad que antes era irrompible, se fracturó en cada uno de los siguientes procesos de selección de candidatos a presidentes municipales, a diputados y claro está, en las de selección de los candidatos a la gubernatura. La fractura se fue haciendo mayor porque ante el surgimiento del PRD, muchos priistas se fueron sumando a sus filas y elección tras elección, los cuadros fueron cambiando de color y aunque hubo quienes mandaban a sus huestas a las filas de otras fuerzas políticas, se decian que tenían la camiseta tricolor bien puesta.
Así, sexenalmente, a excepción de la administración de Enrique Peña Nieto, los priistas fueron abandonando la fe partidista ante la esperanza sexenal de ser incluidos en el presupuesto municipal o estatal con su credencial de militante y en esta ocasión, la más reciente definición, donde la ex secretaria de desarrollo social fue ungida candidata, muchas y muchos militantes simplemente bajaron las manos y dejaron de participar, no obstante su ferviente interés por participar en la campaña y aportar sus oficios políticos para ganar la elección. Simplemente perdieron la motivación y lo mismo ocurrió entre la miltancia panista que no encontró en la oferta política de Alejandra Del Moral, una identificación de las aspiraciones legítimas de una clase media que en los últimos años ha sido atacada desde el poder, que ha venido perdiendo poder adquisitivo y con ello, el deseo de participar abiertamente en una elección como la del pasado 4 de junio.
H Grupo Editorial