El presidente Andrés Manuel López Obrador continúa alimentando políticamente a sus corcholatas y distrayendo a la opinión pública nacional y de la ciudad de México, de lo que sus precandidatos hacen y dicen con los recursos públicos que recibe Morena como prerrogativas, con su nueva estrategia para meterse al proceso del Frente Amplio por México, que integran PAN, PRI y PRD.
Su conocida estrategia de opinar lo que quiera del tema que quiera como lo hacía Hugo Chávez o lo hace Maduro en Venezuela, y marcar la agenda de lo que todos deben o van a hablar los siguientes días porque así le conviene al huésped temporal de Palacio Nacional, le ha llevado los días recientes a opinar o a tratar de influir en quién será la o el adversario del candidato en 2024 de Morena.
Las dos últimas semanas la figura de Xóchitl Gálvez ha crecido en el imaginario colectivo como una aspirante presidencial que tendría por lo que acontece en estos días, la suficiente capacidad competitiva para quitar del poder presidencial al partido del presidente.
El fenómeno Xóchitl como le han dado en llamarle, como sabemos, creció ampliamente en las preferencias electorales cuando AMLO se negó a darle el derecho de réplica que un juez de la CDMX le otorgó para acceder a una de las conferencias informativas mañaneras.
Algunos analistas han encontrado esa acción como un error del primer mandatario, es decir, que pudo haberse equivocado al no recibir a la Senadora y con ello, hacerla atractiva ante los ciudadanos, pero sobre todo, ante los partidos políticos que integran el Frente Amplio por México.
Ese aparente error, de realmente serlo, estaría colocando a la Senadora de Hidalgo y exaspirante a la gubernatura de esa entidad, en la cima de las encuestas por encima de figuras que desde hace varios meses habían venido ocupando foros y reflectores políticos en su aspiración por conseguir la nominación de lo que fue la Alianza por México.
Pero si lo vemos detenidamente, la inteligencia de la estrategia presidencial y su abundante grupo de asesores no está nada mal. Al inflar a Xóchitl Gálvez lo que estaría logrando es retirar a la más seria contendiente de la oposición a la Jefatura de Gobierno de la CDMX. Por lo tanto, si ella no está al frente de la Candidatura de la Alianza por México, la posibilidad de remontar la pérdida de las nueve alcaldías de la capital del país se verá disminuida de manera sensible.
La estrategia o el error presidencial, estaría en la posibilidad de restar una muy importante cantidad de votos contra su candidata en la CDMX, ante la falta de una o un candidato atractivo para los ciudadanos que ya buscan un verdadero cambio en el gobierno de la ciudad más grande del país.
Los líderes de las tres principales fuerzas opositoras deberán analizar con mucho cuidado lo que harán en torno al “Fenómeno Xóchitl”.
Parece mucho más destructiva para la 4T la candidatura de la ex jefa delegacional en Miguel Hidalgo en la Ciudad de México, que la posibilidad de mantenerla como una seria aspirante presidencial, y no por la falta de talento, innovación, frescura y la capacidad de conexión con la gente, sino porque si no se logra un triunfo contundente de la oposición en la capital, la operación de 23 gobiernos estatales afines de Morena, podrían sumar la votación a favor de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o Adán Augusto López, y equilibrar el resultado de la elección nacional para presidente de la república.
De la misma forma como infló a Xóchitl Gálvez, ahora intenta hacer lo mismo con Santiago Taboada, Jefe Delegacional en Benito Juárez, quien no es una personalidad con la misma capacidad de conocimiento que ella y con un currículo político que sea atractivo ni competitivo para el elector anti 4T….como ocurrió en el Estado de México, con el conocido efecto de abstención que le dio el triunfo electoral la también Senadora con licencia, Delfina Gómez Álvarez.
H Grupo Editorial