El presidente Andr�s Manuel L�pez Obrador est� muy apurado por presentar las iniciativas de reforma que pretende, antes de que cambie la legislatura y el adelgazamiento de la bancada de su partido lo ponga en apuros.
En el discurso, desde el d�a siguiente de la elecci�n, L�pez Obrador dice una y otra vez que tiene con qu� responder en San L�zaro y que los conservadores no le hicieron mella.
Sin embargo, �l sabe que no ser� tan f�cil como hasta ahora y empezar� a vivir lo que significa gobernar sin un Congreso a modo.
Entre tanto, el presidente pretende echar toda la carne al asador en estos momentos y promover entre los suyos todo lo que pueda.
Lo que no sabe es que los arribistas y los hip�critas huelen la debilidad y saben que el presidente no est� en su mejor momento, ser�n tiempos de medir lealtades.
Para empezar, aquello de que la Guardia Nacional se integre a Sedena es un hueso duro de roer, que no ha encontrado todo el apoyo que el Ejecutivo federal pretend�a.
Ahora, las decisiones en el Congreso no solo dependen de lo que diga el dedito presidencial, los diputados tomar�n en cuenta al vox populi y la opini�n p�blica, que ha quedado demostrado que alg�n peso tiene.
Lo de la Guardia Nacional no solo es una m�s de sus pifias, sino que tambi�n tuvo una fuerte oposici�n la primera vez que lo intent�. Por esa raz�n subieron a rango constitucional que se tratara de una corporaci�n civil.
Adem�s, es un error monumental. Para que la Guardia Nacional tenga alguna posibilidad de ser exitosa debe permanecer en el �mbito civil, porque de otro modo, se perder� en el marasmo burocr�tico de Sedena.
Nuestras fuerzas armadas son estupendas en una variedad interesante de asuntos, la Guardia Nacional no es uno de ellos.
Incluso los soldados que incrustaron ah� de manera forzada pueden decirlo, y lo hacen, el problema es que el presidente no escucha.
Los militares no quieren estar en la Guardia Nacional, no se acomodan y no entienden los modos civiles.
No saben c�mo reaccionar en el contacto con los ciudadanos, ni han logrado aprender a hacer las presentaciones ante el Ministerio P�blico, no comprenden c�mo dosificar el uso de la fuerza.
Hasta ahora han logrado m�s o menos equilibrar el problema con los federales que a�n subsisten al interior.
Qu� ser� de la Guardia Nacional, consumido por el Ej�rcito. Otra idea mal lograda del presidente. Ojal� no tengamos que verlo.